EL ORIGINAL Y LA FOTOCOPIA

Pep Carmona, HOAC Guardamar

Dos días después de las elecciones catalanas, preguntado un barón socialista por su valoración de las mismas contestó que el electorado, ante la disyuntiva de elegir entre el original y la fotocopia, lógicamente había optado por el original.

Ni que decir tiene que el tal barón, a tenor de sus declaraciones, no era partidario del presunto giro catalanista del “Partit dels Socialistes de Catalunya” y que su análisis era que este partido ante la deriva nacionalista había sido abandonado por un electorado que, para nacionalismo, prefería el auténtico de “Convergencia i Unió” antes que el descafeinado que había ofrecido el PSC.

No es momento de entrar en si esta afirmación del Presidente de la Junta de Extremadura, que era el barón socialista que tan plástico ejemplo había puesto para explicar la debacle socialista en Cataluña, es acertado o no. Pero sí lo es de afirmar que, siguiendo el símil, estaba escribiendo sin pretenderlo el epitafio de su propio partido ante las siguientes citas electorales, sobre todo de las Elecciones Generales a celebrar, si no antes, el año 2012.

Sin ánimo de entrar a profundizar en las clásicas diferencias entre la izquierda y la derecha en políticas económicas, que de eso ya se encargan día tras día sesudos tertulianos de la radio y articulistas de opinión en la prensa escrita, nadie puede negar que las políticas adoptadas desde el pasado mes de mayo por el Gobierno del Partido Socialista van en la línea de lo que siempre ha preconizado la derecha económica de este país y de cualquier parte del mundo entero. Prueba de lo que afirmamos es que al Partido Popular, con la excepción, no sabemos si interesada o no, de su oposición a la congelación de las pensiones para el 2011, ante cada una de estas reformas sólo se le ocurre decir en la mayoría de las ocasiones que eso ya lo habían propuesto ellos mucho antes, y en todas las ocasiones que aún hay que hacer bastantes reformas más, por supuesto en la misma línea.

A uno se le ocurre preguntar ingenuamente cuantas de las medidas adoptadas, o de las que se propone que se adopten en el futuro, van en la línea de penalizar a quienes han provocado la situación de crisis mundial que padecemos, porque lo que tiene claro es que todas ellas hasta ahora a quien están perjudicando es a los más débiles, a los que nada han tenido que ver con el origen de esta crisis y que han de pasar por el bochorno de contemplar cómo hay dinero suficiente para rescatar a los bancos al tiempo que se regatea el poco que se destinaba a paliar su situación de desamparo.

Uno, contumaz en su ingenuidad, está convencido de que existe la posibilidad de aplicar otras políticas económicas que no descarguen sobre los más débiles las cargas de la crisis y que permitan que, al salir de esta, las garantías y derechos laborales y sociales tan difícilmente conquistados a través de muchos años de lucha no se vean sensiblemente mermados.

Pero lo que tiene también claro es que, si el Gobierno del PSOE continua por la senda iniciada el pasado mes de mayo, la gente ante la disyuntiva de que soluciones propias de la derecha sean aplicadas por un partido de derechas o uno de izquierdas, o lo que es igual ante la posibilidad de optar entre el original o la fotocopia, optará por votar al Partido Popular, ya que nadie quiere una fotocopia cuando puede tener el original.