1. La crítica situación actual y sus causas.
“He visto la opresión de mi pueblo” (Éxodo 3,7)
1. Vemos la realidad: los desahucios, el sueldo que no llega a fin de mes, la
falta de trabajo, los jóvenes que han de salir al extranjero para poder
trabajar, la necesidad creciente del Banco de Alimentos, las colas en Cáritas
para poder subsistir, las personas
buscando comida en los contenedores y durmiendo en los cajeros, otros que lo
pasan muy mal y se avergüenzan de pedir.
Se prefiere suprimir camas en los hospitales que escaños en el Senado. Pero
se hacen grandes recortes que harán más difícil crear trabajo por falta de
dinero circulante.
2. Ya son muchas las familias que no tienen ningún ingreso. La Consejería
de Trabajo ya ha manifestado que, en breve plazo, más del 70% de los que tienen
subsidio de paro se quedarán sin él. Paralelamente los beneficios de las
grandes empresas han aumentado 20% y no se toman medidas serias contra el permanente fraude fiscal. Siempre
pierden los más pobres.
3. El Estado Español ha vendido armamento por valor de 1.128 millones de
euros, en gran parte destinado a países pobre en conflicto, en situaciones de
tensión y en los que se vulneran los Derechos Humanos.
4. La ayuda a la cooperación se desploma. El recorte real a las ONG de
Cataluña se cifra en un 55%, con lo que ha disminuido la convocatoria de
programas de sensibilización y cooperación. Muchas ONG quizá desparecerán y los
programas destinados a combatir el hambre se verán muy afectados. La crisis, la
especulación sobre los cereales y la falta de ayudas harán crecer todavía más
el hambre en el mundo.
5. Estamos sufriendo una dictadura de los mercados especulativos. Quien
manda y dispone en el mundo no son ni los gobiernos ni las instituciones,
elegidos democráticamente, sino la tiranía del sistema económico especulativo,
con personas, grandes bancos y empresas concretas que monopolizan la economía
mundial.
6. La ideología y la imposición del neoliberalismo económico, que fomenta
la codicia y el beneficio de unas minorías, recorta y anula los derechos
fundamentales de muchas personas y familias condenándolas al empobrecimiento.
“El sistema con una mano roba
y con la otra presta. Sus víctimas cuanto más pagan más deben; cuanto más
reciben, menos tienen; cuanto más venden, menos cobran” (Eduardo Galeano).
7. Parece que todos somos cómplices de la cada vez más injusta situación
actual porque no nos atrevemos a denunciar claramente cómo se ha llegado hasta
aquí y quiénes son los responsables.
8. Ante esta realidad vemos entidades de Iglesia, como Cáritas y otras, con
centenares de personas voluntarias, que apoyan a las víctimas de la crisis.
Pero vemos también que buena parte de la jerarquía eclesiástica sigue con
ceremonias ostentosas y anacrónicas,
utilizando objetos ricos y valiosos propios de museos, que contrastan con la
sencillez y autenticidad del mensaje de Jesús. Vemos que grandes sectores de la
Iglesia se parecen
cada vez menos a lo que había soñado el Concilio Vaticano II (estamos ya a 50
años de aquella primavera del papa Juan XXIII), y que no se aplican las
enseñanzas de las encíclicas sociales de lo últimos papas.
2. Denuncia y valoración desde el Evangelio.
“He oído el grito de los esclavizados” (Éxodo 6,5)
1. Con la excusa de la salida de la crisis se están violando impunemente
derechos humanos básicos como son el derecho al trabajo y a la vivienda. Por
este camino no se ve ninguna salida a la crisis sino que se pierden puestos de
trabajo y se recortan derechos laborales y sociales, sindicales y salariales.
El paro, la falta de subsidios, la pobreza creciente son un ataque a la
dignidad de personas y familias. La persona humana es tratada cada vez más como
una simple mercancía.
2. Los gobiernos, en lugar de actuar para poner freno a la especulación
económica, ignoran o reprimen la justa indignación de los que exigen trabajo y
vivienda para todos.
3. Son injustos e inmorales los recortes de las prestaciones sociales,
sobre todo en sanidad y educación. Habría que pensar si no lo son también los
políticos que las realizan. Se ha de exigir responsabilidades penales para los
profesionales corruptos que tienen sueldos escandalosos o que se han adjudicado indemnizaciones millonarias
o pensiones vitalicias al salir de entidades financieras. No vemos recortes
proporcionados en los sueldos de los políticos, economistas, empresarios,
deportistas de elite ni en el
ámbito militar.
4. Los gobiernos miran hacia otro lado. Basta con repasar los programas
electorales para comprobar que no se habla de erradicar la pobreza. En cambio
aumentan los casos de corrupción y “la justicia, como las víboras, sólo pica a
los que van descalzos” (Óscar Romero).
5. Todos los grupos solidarios y ONG, aunque no han de sustituir la
obligación de actuar que tienen las instituciones públicas, tendrían que tomar
conciencia de la gravedad de la situación y buscar caminos de respuesta.
6. Esta situación reclama compromisos rápidos y eficaces. Esperamos de
todas las iglesias y confesiones religiosas respuestas contundentes a la nueva
realidad. Todas incluyen en su mensaje una atención preferente a los pobres.
Todas tendrían que poner en práctica la denuncia profética de la situación de
injusticia en que viven muchos hermanos nuestros, como lo hicieron con todas
las consecuencias Joan Alsina y Joaquim Vallmajó.
7. No oímos la voz crítica de la jerarquía eclesiástica, tan insistente en
otros temas, ante la grave situación que vivimos. Los creyentes en Jesús de
Nazaret hemos de reprensar nuestros planteamientos en coherencia con el mensaje
del Evangelio: “Porque tuve hambre y me disteis de comer… Cada vez que lo
hicisteis con un hermano mío de esos más humildes lo hicisteis conmigo. “(Mateo
25, 35ss) “Quien se ha dado cuenta de las injusticias causadas por la mala
distribución de las riquezas, captará la protesta, silenciosa o violenta de los
pobres. Y la protesta de los pobres es hoy la voz de Dios” (Helder Cámara).
3. Qué se va haciendo y qué hay que hacer.
“Yo os sacaré de los trabajos forzados y os libraré de la esclavitud” (Éxodo
6,6)
1. Denunciamos claramente el sistema perverso y ladrón de los llamados mercados
y de la economía especulativa, que los gobiernos mantienen como legal, cuando
de hecho es totalmente injusta, tiránica, ciega e inmoral y se amparan en ella
personas y entidades
con nombre y apellidos.
con nombre y apellidos.
2. Pedimos transparencia en todas las instituciones sociales, políticas,
eclesiásticas y en todos los ámbitos de la vida pública y religiosa.
3. Reafirmamos que la economía y la política han de estar siempre al
servicio de las personas y de la sociedad y no al revés como estamos viendo.
Esto es una constante en el pensamiento social de la Iglesia. Las necesidades
personales y sociales son el centro de todo.
4. Queremos remover la pasividad de los que más sufren la grave situación
de crisis; ser una voz crítica y voz de los que no tienen voz. Motivar la
militancia obrera y sindical, siempre con sentido crítico.
5. Damos apoyo y nos comprometemos a colaborar con los grupos que hacen red
de mentalización y de acción: con los movimientos y grupos solidarios, las ONG,
Cáritas, Akan, el Banco de Alimentos, las cooperativas, los grupos de
indignados que ponen en cuestión este modelo de sociedad, etc. Acompañamos a
las personas y grupos que
luchan por los valores de justicia y transformación social que son valores que
aprendemos de la palabra y acción de Jesús y de su Evangelio (JOC, HOAC, ACO,
Curas Obreros etc.).
6. Nos comprometemos en nuestras comunidades a priorizar y oír la voz de
los empobrecidos y buscar caminos de acción eficaz para darle respuesta.
Repensamos el uso de nuestro dinero; no es nuestro, ha de compartirse. Nos
preguntamos: ¿hasta dónde podemos ganar, hasta dónde podemos gastar, hasta
dónde podemos guardar?
Queremos poner en práctica la cultura de compartir los bienes. Ser
solidario hoy significa vivir sobriamente para poder compartir lo que somos y
tenemos con los más necesitados. Hemos de ejercitar la “compasión” (que
significa “padecer con los que padecen”). No es justo que tengamos tanto y
otros tan poco. Responder a la crisis actual nos hará más dignos, más libres y
más felices.
7. Cuando hay tantas personas sin vivienda, ha de replantearse el uso de
los bienes eclesiásticos, viviendas y locales de la Iglesia. Sería testimonial
que parte del patrimonio de objetos ostentosos de culto se utilizase para
paliar la situación de muchas familias. Pedimos más claridad en todos los
ámbitos de la economía eclesiástica, desde el Vaticano a la diócesis,
parroquias, patronatos, fundaciones etc.
8. Queremos pensar globalmente pero actuar localmente. Mucha gente pequeña,
en muchos lugares pequeños hará cosas pequeñas que ayudarán a cambiar el mundo.
No nos equivocaremos nunca cuando nos pongamos al lado de los que más sufren la
crisis en forma de explotación, de paro, de discriminación y de anulación de
los derechos humanos más esenciales.
Marzo de 2012.
(*) El Fórum Joan Alsina es un grupo y un espacio de reflexión abiertos, en la línea de desarrollo del Concilio Vaticano II con visión de futuro, que busca la renovación de las comunidades y la participación plena de todos los cristianos en la Iglesia.
Lo forman unos 80 curas de la Diócesis de Girona (1/3 del total), algunos sin ejercicio del ministerio.
Toma su nombre de Joan Alsina cura de Girona asesinado en Chile (1973) a raíz del golpe de Estado de Pinochet.
Lo forman unos 80 curas de la Diócesis de Girona (1/3 del total), algunos sin ejercicio del ministerio.
Toma su nombre de Joan Alsina cura de Girona asesinado en Chile (1973) a raíz del golpe de Estado de Pinochet.
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