"Ignorar a los pobres es despreciar a Dios" Francisco

jueves, 19 de abril de 2012

SAN JOSÉ OBRERO Y EL 1º DE MAYO, FIESTA DE LOS TRABAJADORES.

En 1955 Pío XII introduce en el calendario oficial de la Iglesia la festividad de San José Obrero  como patrón de los trabajadores, el día 1º de mayo. De este modo otorga sentido cristiano a una fecha muy significativa para el mundo obrero y del trabajo. El mismo Pío XII dirigiéndose a los trabajadores reunidos aquel día en la Plaza de San Pedro decía que "el humilde obrero de Nazaret, además de encarnar delante de Dios y de la Iglesia la dignidad del obrero manual, sea también el próvido guardián de vosotros y de vuestras familias".

Al año siguiente, monseñor Montini convoca, para el 1º de mayo de 1956, una gran concentración de obreros católicos de todo el mundo en Milán, con la colaboración de las Asociaciones Católicas Italianas y la Federación Internacional de Movimientos Obreros Católicos. A esta celebración asisten representantes españoles de la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) y de la Juventud Obrera Cristiana (JOC). El escenario elegido es la gran Plaza del Duomo, donde van llegando los obreros que portan banderas y estandartes en representación de los distintos países, para participar en la primera celebración de una nueva fiesta sagrada de «redención del proletariado».

Faltan pocos días para volver a celebrar la fiesta de San José Obrero, el 1º de Mayo. Las fiestas sirven especialmente para hacer memoria agradecida del pasado y para afrontar con esperanza el futuro.


La "dignidad del trabajador"

Los creyentes, especialmente los cristianos trabajadores, nos acercamos a esta fecha haciendo memoria de su origen: el ensalzamiento de la "dignidad del trabajador".

La crisis está golpeando duramente a las familias trabajadoras. El desempleo, el endeudamiento, los desahucios, etc. hacen que vivamos con miedo y falta de esperanza.

Hoy, como en otros momentos de la historia, necesitamos profetas que nos digan que el trabajo perdido, los salarios no cobrados, las oportunidades dilapidadas para nuestras familias han llegado a oídos del Señor.

Urge preguntarse cómo vivimos, cómo consumimos, qué hacemos con los ahorros, qué uso le damos a nuestros bienes, cómo empleamos el tiempo, cómo desarrollamos nuestro trabajo.

La Iglesia nos anima a que esta situación no nos paralice, sino que condoliéndonos del dolor que la crisis provoca en las víctimas, descubramos oportunidades para manifestar el amor del Padre por todos sus hijos. Para ello necesitamos “un corazón que ve”, al estilo del samaritano, que no busca excusas ni juzga, mira la realidad del prójimo apaleado, ve a  la víctima  con los ojos del corazón y actúa, se hace cargo, le acompaña. Éste es nuestro trabajo. No podemos estar satisfechos  solamente con el reparto de alimentos, hay que dar un paso mas y trabajar por la justicia.

Las parroquias, las comunidades, los movimientos, todos y cada uno de nosotros no podemos quedarnos indiferentes ante tanto dolor, tanta angustia y desesperación. La fe en el Resucitado nos empuja a salir de nosotros mismos y, junto a otros, hacer visibles las experiencias de comunión, de convivencia, cooperación y fraternidad, a unir amor y justicia y poner a las víctimas en el centro de nuestras preocupaciones y acciones, a ejercer la caridad política.

En esta fiesta de San José Obrero, fiesta de los trabajadores y trabajadoras, vamos a comprometernos con la justicia y la caridad para así poder ensalzar la "dignidad del trabajador".

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...