En 1911 se celebró por primera vez el Día
Internacional de la Mujer Trabajadora. Una jornada de reivindicación que
nació a favor del derecho al voto, al trabajo, a la no discriminación laboral,
familiar y social.
En este 8 de marzo queremos tener presente
a todas las mujeres trabajadoras, especialmente a las que día a día luchan
contra la incertidumbre económica y vital a la que llamamos crisis, y que
viene sirviendo de excusa para precarizar nuestras condiciones de vida y de
trabajo, mientras se prioriza dedicar los recursos económicos a la
rentabilidad económica de unos pocos creando más pobreza y más desigualdad
(INFORME FOESSA 2013 Cáritas, una sociedad fracturada a causa del aumento
severo de la desigualdad).
Nosotras, hombres y mujeres de la HOAC y
la JOC, vemos como el actual modelo social, político y económico, patriarcal y
capitalista, nos sigue sometiendo a las personas, y especialmente a las
mujeres:
–A nivel mundial, la crisis incrementó la
disparidad entre las tasas de desempleo de hombres y mujeres y destruyó 13
millones de empleos para las mujeres en todo el mundo, según la OIT.
–Además, las mujeres representamos las dos
terceras partes de la población mundial en situación de pobreza, sufriendo una
mayor desventaja en el acceso a la tierra, a la educación, al empleo, a la
vivienda, a la cuantía de las pensiones y muriendo más por enfermedades
curables. Las mujeres sufrimos el hambre en el mundo, de manera más sangrante.
–El 2013, España cerró el año con una tasa
de paro femenino del 26,9% (EPA), siendo uno de los países de Europa con más
desempleo entre las mujeres. Pero los datos son más espeluznantes entre los
grupos de edad más jóvenes: la cifra de paro alcanza el 75,6% en las mujeres
entre 16 y 19 años, y es del 50,5% en las mujeres entre 20 y 24 años.
Las mujeres trabajadoras sufrimos
doblemente las consecuencias de esta situación, por la propia situación
que afecta al conjunto del mundo obrero y del trabajo, y por nuestra condición
de mujer. Las mujeres con poca cualificación, pertenecientes a familias de
barrios obreros, muchos de exclusión social, con empleos poco remunerados y sin
derechos, con importantes responsabilidades familiares, muchas de ellas
inmigrantes, son el eslabón más débil y que soporta mayor discriminación y
mayor explotación por ser mujeres trabajadoras y trabajadoras pobres.
Además nuestra sociedad todavía no ha dado
respuesta al rechazo de la maternidad o paternidad al que hoy día asistimos, ni
a la contradicción entre el sistema productivo y la estructura familiar.
La liberación de la mujer de toda forma de
abuso y de dominio tiene un mensaje de perenne actualidad, el cual brota de la actitud
misma de Cristo hacia las mujeres.
¿Y qué dice la Iglesia ante estas
situaciones?
–Ante los recortes que ya han dejado a
unas 136.000 personas sin la posibilidad de cotizar a la seguridad social por
cuidar un familiar, y de las cuales la gran mayoría son mujeres. El Papa
Francisco recuerda que: “entre las mujeres encontramos constantemente los
más admirables gestos de heroísmo cotidiano en la defensa y el cuidado de la
fragilidad de sus familias” (Evangelii Gaudium, (EG) 212).
–Ante la menor representación en los
órganos de decisión sociales y eclesiales, nos dice que «el genio femenino
es necesario en todas las expresiones de la vida social; por ello, se ha de
garantizar la presencia de las mujeres también en el ámbito laboral» y en los
diversos lugares donde se toman las decisiones importantes, tanto en la Iglesia
como en las estructuras sociales (EG, 103).
- Ante los asesinatos sufridos por razón
de nuestro sexo. “Doblemente pobres son las mujeres que sufren situaciones
de exclusión, maltrato y violencia, porque frecuentemente se encuentran con
menores posibilidades de defender sus derechos” (EG, 212).
Hoy persisten muchas formas de
discriminación que ofenden la dignidad y vocación de la mujer en la esfera del
trabajo, por lo que hemos de seguir luchando en pro de la igualdad y la
justicia, desde nuestra fe, recordando a todas las mujeres, muchas
anónimas, que entregaron su vida para que la situación de la mujer y de la
sociedad avanzara, liberándonos de muchas de nuestras esclavitudes. “Mujeres,
que han sido y son todavía olvidadas en sus anhelos, marginadas frecuentemente
e incluso reducidas a esclavitud” (Compendio DSI, 236). Las
reivindicaciones de los legítimos derechos de las mujeres nos plantean, a la
Iglesia y a la sociedad, profundas preguntas que nos desafían y que no se
pueden eludir superficialmente.
La HOAC y la JOC, como cristianos y
cristianas, sensibles a las condiciones de vida y de trabajo opuestas al
Proyecto de Dios y que atentan contra la dignidad de toda mujer y de toda
persona, hacemos una llamada a la reflexión, la acción, el compromiso y a la
denuncia profética. Y lo hacemos desde la capacidad que las personas tenemos
para organizar la vida social desde la igualdad y desde el respeto a la
diversidad de cada hombre y mujer.
Queremos vivir todas estas situaciones con
ilusión y esperanza, desde la corresponsabilidad en esta tarea. Así, la JOC y
la HOAC queremos seguir dando pasos para cumplir nuestra misión de acercar más
Iglesia y Mundo Obrero. Jesús siempre estuvo atento a las personas, en especial
a quienes menos contaban, desde el amor y la cercanía, buscando devolver a cada
persona su dignidad negada.
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