Hermandad Obrera de Acción Católica
Diócesis de Orihuela-Alicante
Orihuela-Alicante, 5 de octubre de 2010
“el primer capital que se ha de salvaguardar
y valorar es el hombre, la persona en su integridad”
(Caritas in Veritate, Benedicto XVI)
Esta es la 3ª Jornada Mundial por el Trabajo Decente convocada por la Confederación Sindical Internacional (C.S.I.) desde que en 1999, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) promoviera la reivindicación del trabajo decente. El trabajo decente se define como un empleo de calidad, con derechos y acompañado de protección social. Se considera condición indispensable para conseguir los Objetivos del Milenio que Naciones Unidas estableció como las prioridades que deben promover el desarrollo sostenible en todo el mundo.
El mundo se encuentra en un punto de inflexión: puede romper con las políticas fallidas del pasado que ocasionaron la crisis y avanzar hacia un futuro más justo, sostenible y próspero, o puede volver a caer en las injusticias y la miseria del pasado, con la perspectiva de todavía más pobreza y desempleo masivo como una característica permanente de nuestras sociedades.
Estos días venimos siendo testigos de que las estructuras productivas, económicas y políticas no ponen en el centro de sus intereses a la persona. Muy por el contrario el trabajo decente supone poner a la persona en el centro de la economía, de la producción y de la política. Implica necesariamente que la persona sea la medida de todas las cosas.
Es de vital importancia que en tiempos de crisis como los que estamos viviendo y ante las medidas que se están poniendo en marcha, a niveles locales y mundiales, para combatirla y para luchar contra el desempleo, los trabajadores asumamos y defendamos la necesidad de un trabajo decente.
En la Iglesia no nos hemos cansado de repetirlo desde León XIII, que no es posible un mundo decente, un mundo justo y en paz, sin que toda persona tenga un trabajo digno que le permita vivir con justicia y equidad. En este sentido afirma el Papa Benedicto XVI, en su encíclica Caritas in Veritate, “el primer capital que se ha de salvaguardar y valorar es el hombre, la persona en su integridad”, y añade que “decencia aplicada al trabajo significa un trabajo, que en cualquier sociedad, sea expresión de la dignidad esencial de todo hombre o mujer: un trabajo libremente elegido, que asocie efectivamente a los trabajadores, hombres y mujeres, al desarrollo de su comunidad; un trabajo que, de este modo, haga que los trabajadores sean respetados, evitando toda discriminación; un trabajo que permita satisfacer las necesidades de las familias y escolarizar a los hijos sin que se vean obligados a trabajar; un trabajo que consienta a los trabajadores organizarse libremente y hacer oír su voz; un trabajo que deje espacio para reencontrarse adecuadamente con las propias raíces en el ámbito personal, familiar y espiritual; un trabajo que asegure una condición digna a los trabajadores que llegan a la jubilación”.
Es por todo ello que, la primera condición para que podamos disfrutar de otro mundo, un mundo decente, es alumbrar entre todos un trabajo decente. Un trabajo que posibilite el desarrollo integral de la persona, imagen de Dios, y no que amolde a aquél que trabaja, a los dictados de la macroeconomía, del beneficio, del Capital.
Con este comunicado la HOAC de Orihuela-Alicante quiere hacer público su apoyo a la “JORNADA MUNDIAL POR EL TRABAJO DECENTE” que la Confederación Sindical Internacional (C.S.I.) ha fijado para el próximo 7 de octubre.
En este curso nos hemos propuesto, la Iglesia diocesana, como objetivo pastoral revitalizar nuestras comunidades parroquiales "cuidando su presencia significativa en la calle" hacemos un llamamiento a la participación en los actos que desde distintas organizaciones de trabajadores se van a desarrollar y a que en nuestras comunidades parroquiales y movimientos se fomenten actividades que nos ayuden a tomar conciencia de esta situación que se vive en el mundo del trabajo, así como a realizar gestos de solidaridad que nos hagan cercanos a estas situaciones de dolor y deshumanización.
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