"Ignorar a los pobres es despreciar a Dios" Francisco

jueves, 9 de diciembre de 2010

El Encinar de Mambré: Empresa de comunión obrera

José Luis Palacios, Noticias Obreras 

La crisis mantenía desvelada a la comunidad parroquial de San José Obrero de Elda (Alicante) a finales de diciembre de 2009. Eran muchos los que querían y sentían que debían hacer algo por los hermanos más castigados. Hasta que se les ocurrió crear «algún pequeño signo» de que vivir la comunión tiene su reflejo en lo económico. Así nació «El Encinar de Mambré».

Admite el párroco Ignacio García que había oído hablar de la «economía de comunión» que inspira numerosas empresas creadas por el Movimiento Focolar. En un momento en que el desplome de la economía está devastando comarcas enteras que tradicionalmente se dedicaban al calzado, los miembros de la Iglesia alicantina no estaban dispuestos a quedarse de brazos cruzados.

«La economía no tiene que ser un ámbito maldito, sino que también puede y debe ser un campo para la comunión», explica este sacerdote, quien describe que dado el cariz que estaba tomando la situación económica había muchos cristianos que querían hacer algo: «unos podían dedicar unas horas, otros, dinero y otros poner en juego sus conocimientos». Pero poco a poco fueron perfilando lo que querían: crear una empresa que diera bienes sociales al tiempo que servía como signo de comunión cristiana.
 
Los nichos de mercado en que la iniciativa podía operar se les antojaron dos: las fiestas de «Moros y Cristianos», a la que los vecinos de la comarca dedican infinidad de tiempo y la alimentación, entendida como un campo necesitado de prácticas saludables, sostenibles y solidarias. El objetivo es ofrecer un servicio de costura a las peñas volcadas en los eventos tradicionales y otro de catering, tanto a ancianos sin recursos como a todas aquellos que quieran hacer de sus comidas un momento para compartir con los más vulnerables y para domar el consumo irresponsable.

Transcurrido el tiempo un grupo de ocho personas de Elda, pero también de la vecina Petrer, se vieron convertidos en promotores de una empresa dispuesta a conjugar la filosofía de la Economía de Comunión con lo mejor de la tradición obrera. No en vano, el mismo párroco, Ignacio García, tenía experiencia laboral en una empresa de inserción dedicada a la recuperación de Chatarra y varios de los promotores pertenecen a la HOAC. Ellos mismos aseguran que, por haber puesto 500 euros son los dueños temporales del negocio, pero nunca los beneficiarios.

«Nos atraía la idea de las empresas impulsadas por el Movimiento de los Focolares, aunque pensamos en hacer una adaptación para contar más con los trabajadores y conseguir en un futuro que ellos mismos se hagan con el control de la empresa y no sean unos simples “mandaos”», explica García, quien añade que desde un principio tenían claro que la iniciativa debía partir desde «lo insignificante, lo pequeño», lo que les llevó a declinar la invitación de varios medios importantes de comunicación a contar su proyecto, para que así sirviera mejor al propósito de «ser estímulo y ánimo para otros».

No sin ciertas dosis de humor y con la declarada intención de involucrar al mismo Dios en tales esfuerzos, el nombre elegido para la singular empresa es «El Encinar de Mambré», en referencia directa al pasaje bíblico en el que Yahvé anuncia a Abraham y a Sara que, a pesar de su edad, tendrán un hijo. «Es nuestra manera de explicar que cuando parece que no hay posibilidades, que todo está perdido, puede brotar algo nuevo», explica el sacerdote.

Por lo pronto, han logrado la cesión por un año de un local en Petrer que hará de sede de la empresa, además de contar en Elda con otro lugar acondicionado para dar comidas. Tienen en puertas el primer bautizo –del bebé de una pareja compuesta por una militante de la JOC– en el que deben dar de comer a 100 invitados, permitiendo, incluso, que se lleven la comida sobrante para evitar el despilfarro. Empezarán con dos o tres empleados, que tendrán que seleccionar entre quienes en peor situación se hayan quedado. «No pretendemos, ni podemos arreglar el paro, pero queremos crear otra dinámica económica y ensayar las intuiciones acumuladas», comenta García.

«El Encinar de Mambré» quiere ser un espacio de humanización, capaz de transmitir en un «lenguaje común», que no pierda de vista la mística cristiana, el hecho de que «la fe genera esperanza e ilusión». Más allá de los puestos de trabajo que puedan llegar a crearse lo importante es extender la pasión por la comunión y la justicia, siguiendo el viejo consejo de que «si quieres un hijo marinero, no sólo llévale a la Escuela Naval sino transmítele la pasión por el mar».
La Economía de Comunión

La Economía de Comunión nace en el ámbito del movimiento de los Focolares, fundado por Chiara Lubich para desarrollar con radicalidad la espiritualidad de comunión y la cultura del dar. Desde el principio, el estilo de vida de sus miembros dio luz a muchas obras sociales y de caridad. Pero fue en 1991, durante un viaje de Chiara a un Brasil fracturado por ingentes masas depauperadas enfrentadas a unos pocos inmensamente ricos. La comunión de bienes y las obras sociales de los Focolares no bastaban para atender siquiera a 250.000 de sus miembros azotados por la desigualdad.

Esta mujer italiana que vivió la Segunda Guerra Mundial intuyó que había que crear un nuevo tipo de empresas, que además de resultar sostenibles y viables, sirvieran para ayudar a las personas necesitadas, dando la posibilidad de vivir de una manera un poco más digna, en espera de encontrar un trabajo u ofreciéndoles un puesto en las mismas empresas, pero también para alumbrar una conciencia nueva entre hombres y mujeres dispuestos a levantar la cultura del dar. La idea que se ha terminado en concretar como la lógica de los tres tercios (para el crecimiento de la empresa y el mantenimiento de los empleos, para los pobres y para difundir la filosofía de la «Economía de Comunión») germinó pronto en Brasil. En 1991, un pequeño grupo de empresas aceptaron el reto. El banco rural filipino Kabayan pasó en cinco años del puesto 123º al 3º entre los bancos rurales del país, con ocho sucursales y 150 colaboradores, resistiendo con éxito la crisis asiática. La Prodiet Farmacéutica, una pequeña firma brasileña pasó de 4 a 50 empleados y multiplicó por 50 su facturación. En el norte de Italia, un consorcio gestiona varias residencias de ancianos y talleres de personas discapacitadas vinculados a industrias locales: de un reducido núcleo de fundadores ha pasado a tener 420 socios. Hoy en día hay 800 proyectos empresariales que funcionan según esta filosofía repartidos por los cinco continentes.
NOTICIAS OBRERAS 1.517 [1-12-10 / 15-12-10]

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