Manifiesto Final Campaña de la Juventud Obrera Cristiana (julio 2011)
Nuestras sociedades se han edificado, especialmente en los últimos años, sobre un sistema capitalista donde triunfa el consumo masivo, irresponsable e individualista. La crisis económica que sufrimos, más allá de los entresijos financieros, es una crisis de valores que se ha ido tejiendo desde esta tipo de sociedades que manejan nuestras opciones de consumo.
Porque, sino, ¿cómo entender que el horizonte vital de las personas occidentales, los anhelos, los sueños y las expectativas estén, sobre todo, en la esfera del TENER? Este modo de vivir, nos determina profundamente y nos lleva a potenciar comportamientos que nos deshumanizan y que anulan nuestra DIGNIDAD: pasotismo en los estudios y fracaso escolar, falta de ilusión en el presente y pesimismo ante el futuro, cosificación de nuestras relaciones de amistad, vivencia superficial de las relaciones afectivo-sexuales, ausencia de compromiso, trabajo entendido como medio de financiación-soporte para el consumo, búsqueda de la evasión en la vivencia del tiempo libre…
En definitiva, un modo de vivir totalmente limitador, que consigue que olvidemos la dimensión importante, la del SER, perdiendo sentido crítico, conciencia de clase y capacidad para la participación e implicación social.
Nuestro consumo no es coherente con nuestra vida de jóvenes de la clase obrera. Se nos considera consumidores, no ciudadanas y ciudadanos, lo que provoca bajos salarios, inestabilidad, jornadas de trabajo sin regular, trabajos sin contrato, horas extras a destajo como medio para aumentar nuestro poder adquisitivo. En esta campaña hemos descubierto que hemos de hacernos conscientes de lo que deseamos y de lo que verdaderamente necesitamos. Así como de las consecuencias que nuestro consumo provoca en los más desfavorecidos.
Por tanto, hemos de buscar siempre la coherencia en nuestro estilo de vida y poner en marcha alternativas que nos permitan despertar, desenmascarar las estrategias manipuladoras del sistema y nos impulsen a vivir como personas libres y solidarias.
Queremos ser protagonistas de nuestras vidas. Asumir nuestra responsabilidad y transformar aquello que no es coherente con nuestras convicciones:DIGNIFICAR a la persona y ponerla en el centro. ¿Y si empezamos a exigir que el mercado esté al servicio de los seres humanos, y no los seres humanos al servicio del mercado?
Nuestra experiencia e identidad cristiana nos impulsa a colocar a toda persona en el centro, por encima del capital económico. Esta experiencia liberadora nos invita a mirar la realidad desde el lugar de los pobres con INDIGNACIÓN y con actitud de lucha y esperanza. La sociedad de consumo va calando en nosotros haciéndonos aceptar y justificar situaciones difícilmente comprensibles y aceptables desde el Evangelio y el testimonio de Jesús. Él nos propone un estilo de vida alternativo que implica la opción por la justicia y por los pobres. Él nos enseña a gozar de lo sencillo y descubrir la belleza de lo gratuito, a organizar la economía en comunidad, y a repartir la riqueza entre todas y todos.
Es fundamental, desde estas convicciones, pasar a la ACCIÓN y al COMPROMISO. Organizarnos y tener una actitud solidaria. Solo actuando estaremos dando pasos hacia cambios colectivos. Esta es la respuesta a la llamada que nace de la indignación: exigir otro horizonte para nuestra juventud, desterrar el desprecio hacia los más débiles y hacia la cultura, superar la competición a ultranza de todos contra todos.
Por ello, frente a este consumismo impuesto e insostenible exigimos DIGNIDAD.
Y lo decimos en voz alta: la JOC finaliza una serie de campañas que hemos ido desenmascarando las causas de la crisis: “Derecho a Techo. Vivienda Digna. Condiciones Justas” (2005-2007); “Precariedad Laboral. ¿Te parece normal? ¡Rebélate! (2007-2009); “Konsumu.muxo. Quién decide?” (2009-2011). Ahora nos unimos a la campaña que la JOC de Europa puso en marcha el 1º de mayo de 2010 y que lleva por lema “DIGNITY!”, y que concluirá en 2012. Su objetivo es denunciar las situaciones de INDIGNACIÓN de los jóvenes y proponer soluciones que nos conduzcan hacia un escenario vital de DIGNIDAD para todas las personas: “Un joven trabajador y una joven trabajadora valen más que todo el oro del mundo, porque son hijos de Dios”.
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