"Ignorar a los pobres es despreciar a Dios" Francisco

martes, 23 de agosto de 2011

DOBLEMENTE INSATISFECHO

Pep carmona, militante de la HOAC de Guardamar

La reciente visita del Papa Benedicto XVI a España para celebrar la Jornada Mundial de la Juventud me ha dejado con una doble sensación de insatisfacción.

Me incluyo en el grupo de cristianos, no sé si muy numeroso o no, que a su condición de creyentes unen la de plenamente convencidos de que el laicismo y lo que este propugna también son valores a asumir por los seguidores de Jesús.

Empezaré por reconocer que, desde que se supo que España era el lugar elegido para la JMJ 2011, me asaltaron dudas sobre la conveniencia de su celebración, o al menos de la forma en que iba a hacerse,  y ello por varias razones.

En primer lugar porque, sin dudar de que Dios puede escribir recto con renglones torcidos y que por tanto las jornadas sirvieran para que algunos de sus asistentes tuvieran un encuentro real con Jesucristo, dudo mucho de que ese tipo de celebraciones masivas, espectaculares y retransmitidas a bombo y platillo por los medios de comunicación social, sea el camino más apropiado para ese encuentro.

En segundo lugar porque con la que está cayendo a nivel global con la crisis y más aún con una hambruna como la que asola estos días Somalia, parece cuando menos inapropiado que la máxima representación de una institución que se dice seguidora de Jesucristo se haya embarcado en un evento cuyo coste, por mucho que se diga que no es tanto como parece, puede resultar escandaloso a los ojos de los más pobres de la tierra, precisamente los predilectos de Jesús.

Y en tercer lugar porque si nos paramos a mirar el elenco de personas e instituciones que han subvencionado las jornadas, cosa por otro lado fácil sólo con entrar en Internet, uno cree sinceramente que eso difícilmente se compagina con el estilo de Jesús en el Evangelio. Porque plegarse a recibir esas ayudas en palabras del Foro Curas de Madrid “refuerza la imagen de la Iglesia como institución privilegiada y cercana al poder, con el escándalo social que supone, particularmente en el contexto de la actual crisis económica”, escándalo que aumenta si contemplamos que muchos de los que subvencionan estos eventos propugnan por otro lado recortes en recursos económicos y en derechos sociales para la mayoría de los ciudadanos.

Estos son los argumentos que me ofrece mi razón  para mostrarme reticente ante la JMJ 2011. No obstante mi razón también me enseña que ella es limitada y que por tanto puede haber razones más  que suficientes que justifiquen el evento y que yo no alcance a entender.

Por otro lado mis convicciones laicas me refuerzan en la idea de que en una sociedad democrática cada uno puede expresar libremente sus ideas, manifestarlas públicamente y exigir para y por el ejercicio de esas dos libertades el mayor de los respetos. Los partidarios del laicismo y también los que se profesan creyentes.

Y aquí viene mi segunda insatisfacción ante algunas actitudes que, desde el bando del laicismo, se han podido observar en los días previos y durante la celebración de la JMJ 2011.

Por supuesto que, ante cualquier acontecimiento público, los ciudadanos tienen  perfecto derecho a posicionarse tanto si es a favor como en contra. Por supuesto que, si los cristianos tienen derecho a hacer pública ostentación de su fe, los laicistas tienen todo el derecho del mundo a manifestar su opinión sobre el hecho religioso y su presencia en la sociedad.

Pero sinceramente este cristiano que desde su fe mostraba reticencias a la visita papal, también como  laicista tiene que mostrar su desacuerdo más radical, y además en consonancia con los valores del laicismo, ante determinadas actitudes, expresiones y comportamientos que desde ese campo se han observado estos días pasados.

Sinceramente me ha resultado ridículo oír que se instaría a la Fiscalía para que estuviera muy atenta ante lo que fuera a decir “el Sr. Ratzinger”, como si de sus expresiones se pudiera desprender, más allá de ideas con los que se puede o no disentir, una conducta delictiva.

Creo una actitud muy democrática la de exigir un control sobre el gasto público para que el destino que se da al dinero de los impuestos sea el adecuado. Y confieso que yo mismo también en algún momento caí en la tentación de decir que no a la visita papal con el dinero de mis impuestos, hasta que un familiar muy allegado a  mi  y a quien no le gusta el fútbol me preguntó “¿y yo sí que tengo que pagar con los míos los gastos generados por la recepción a la Roja tras ganar el mundial?”. Alguien se tendría que parar a pensar donde iríamos a parar si cada vez que unos ciudadanos celebran algo por muy legítimo que sea, quien con la misma legitimidad no está de acuerdo veta el uso de sus impuestos para esa actividad.

Como creyente hubiera deseado otras maneras para la celebración de la JMJ, aunque reconozco que puedo estar equivocado dadas las limitaciones de mi razón. Pero como heredero de la Ilustración y por tanto defensor del laicismo, también reconociendo mis limitaciones en este campo, debo manifestar la profunda decepción que me ha producido contemplar que desde el laicismo se ha perdido una magnífica oportunidad de manifestar posturas opuestas a la visita papal sin sacar los pies de tiesto.

Se me dirá y con razón que no todo ha sido así y que la mayoría ha manifestado sus opiniones desde el respeto. Pero también se deberá reconocer que no todos los creyentes son seres de otro planeta, enemigos del progreso o indiferentes ante los graves problemas que aquejan a la humanidad. Y por supuesto que el Papa, con independencia de que guste o no lo que ha dicho durante su visita, no es una persona a la que haya que poner en el punto de mira de la fiscalía.

¡Que oportunidad hemos perdido unos y otros!

1 comentario:

  1. Hola, tras leer estas palabras tan completas, opino varias cosas:
    1. He sido organizadora de un grupo de voluntarios de la jmj de Elche. Ha siudo una experiencia muy enriquecedora, ya que ha sido una semana de donación a los demás, de rezar y de pasarlo muy bien entorno a un ambiente sano, de completa alegría y dando testimonio de que la juventud quiere seguir de cerca a Jesús.
    2. Totalmente de a cuerdo en que
    - las manifestaciones en contra han sido muy irrespetuosas e incivilizadas, me habría encatado pasearme por Sol con tranquilidad esos dias y no hemos podido.
    - el modo de gorganizarlo es opinable, variable, y los cristianos debemos reflexionar sobre la poca sobriedad en la organización. Desde mi pequeño lugar en la Iglesia, me veo muy impotente para cambiar esta tendencia. (Bueno, de impotente, nada, creo que con la oración la Iglesia mejora, es El quien la mejora).
    Gracias por fomentar la reflexión.
    Un abrazo.
    Eva

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