Carta abierta y enfadada a Mariano Rajoy
Sr. Presidente del Gobierno: Hoy hemos bajado
hasta las entrañas de la tierra con la intención de dar ánimo a los mineros
encerrados en Santa Cruz. Hemos notado que el intento era vano: ánimo y
dignidad les sobran.
Eso sí, el espectáculo es impresionante al
tiempo que lamentable. Impresionante porque el encierro es un grito sordo
que, al caro precio de arriesgar la salud y la vida misma, se oye en toda
nuestra geografía. Lamentable porque no hay peor sordo que el que no quiere oír
y parece que ese sordo interesado, o más bien desinteresado, es su propio
gobierno.
Los encerrados, los que cortan carreteras,
los detenidos, los sancionados con multas que exceden con mucho sus
posibilidades, no son pendencieros con ganas de gresca sino gente que se
encuentra abocada a la miseria y a la desesperación. Es la amenaza de la
indigencia la que provoca desórdenes sociales cuyos confines es imposible
delimitar y cuyas consecuencias son imprevisibles y siempre negativas. Por
cierto, ¡nosotros estuvimos en la manifestación de Madrid del día 31 de mayo y
no vimos lo mismo que cuenta la Sra. Cifuentes!
La minería no se muere, como algunos dicen,
sino que la matan. La mata el descuido endémico de quienes, durante décadas,
deberían haber velado por el desarrollo de sus sucesivas reconversiones y la
remata la falta de sensibilidad y la incapacidad de diálogo de ese
ministerio del que usted, en definitiva, es el responsable último.
Conocemos y amamos la tierra en la que
vivimos,
meta de tantas migraciones como lo puede ser cualquier país extranjero o
cualquier región de España, a la que muchos llegaron en busca de un trabajo
duro y arriesgado que les asegurase un porvenir. Indudablemente forjaron el
suyo, pero crearon riqueza para todo el país. Ahora tienen que asistir
impávidos al espectáculo de las filas de camiones que transportan a las
centrales térmicas que ennegrecen nuestra comarca, el carbón producido fuera de
nuestras fronteras. Y eso mientras ven en los telediarios como, periódicamente,
allende nuestras fronteras boicotean nuestras hortalizas o como toman el pelo a
los pescadores españoles en nuestras propias aguas. Nosotros mismo llegamos
un día a esta tierra que nos acogió y nos sentimos plenamente implicados con su
futuro. Queremos estar al lado de esta gente y compartir sus aspiraciones
más legítimas.
Hace unos días que su ministro, el Sr.
Soria, nos regaló una perla de la sabiduría, casi un proverbio oriental:
"de donde no hay no se puede sacar". No hemos entendido muy bien, esa
es la verdad, a qué se refería. Si se trata de que no queda carbón se equivoca.
Si a lo que se refiere es a su incapacidad de gestionar el ministerio que tiene
encomendado, podemos estar más de acuerdo con él y afirmar también nosotros que
es verdad que "de donde no hay no se puede sacar".
Seguro que en su gabinete tiene personas
cabales que puedan asesorarlo sobre la relativa flexibilidad con que puede
manejar los presupuestos que le conciernen. Mire a ver, Sr. Presidente, si
encuentra la manera de poner en hora peninsular el reloj de ese colaborador que
se ha escogido. Como comprenderá no nos importa que venga de las islas, lo
que nos irrita es que crea que nosotros estamos en la estratosfera.
Hoy las infraestructuras de nuestra minería
son competitivas, aunque siempre susceptibles de mejoras, la producción
ciertamente no es menos rentable que la compra del mineral y, sobre todo, crea
empleo, riqueza y capacidad de sobrevivir para las comarcas mineras. Por eso le
pedimos que Vd. personalmente asuma la gestión de este conflicto. Mirar hacia
el interior le vendrá bien hasta para la salud: será un remedio saludable para
la tortícolis germánica que corren el riesgo de padecer tantos mandatarios europeos.
¡Rectifique que está a tiempo! Mire que no le piden el oro y el moro
sino únicamente "ir tirando". Todo el sector minero es muy consciente
de las dificultades por las que pasa España y nadie se siente dispensado de
arrimar el hombro.
No piense que se lo pedimos nosotros, lo
piden nuestros alcaldes que, en este caso son "sus" alcaldes, pues en
concreto todos los de esta zona han concurrido a las elecciones bajos sus
siglas. ¿De verdad quiere ponerlos a los pies de los caballos y aumentar la
sensación de decepción y engaño que ya manifiestan incluso en sus
intervenciones públicas?
Como comprenderá no nos mueve para
escribir ningún interés partidista, simplemente el bien común. Incluso nos
mueve su propio bien personal, Sr. Rajoy: imagínese que a la "niña" a
la que usted mismo dio a luz -y que ya debe estar crecida- le sale un novio
banquero: entonces todos felices. Pero como, para su fatalidad, le salga
rebelde y se eche un novio minero, ya tiene usted el lío en casa. ¡Sea
previsor!
Con la firme esperanza de que Vd. quiera
escuchar, le saludan
Manuel Alvarez Martínez, párroco de Toreno.
Jesús Villar Villar, párroco de Matarrosa.
Manuel Sierra López, párroco de Fabero.
Jesús Villar Villar, párroco de Matarrosa.
Manuel Sierra López, párroco de Fabero.
Gracias, Daniel.
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