"Ignorar a los pobres es despreciar a Dios" Francisco

domingo, 3 de junio de 2012

SÓLO DESDE LA JUSTICIA CON LAS VÍCTIMAS HAY POSIBILIDAD DE AUTÉNTICA HUMANIZACIÓN

Jesús Espeja.- El domingo de Pentecostés asistí a la fiesta de la HOAC en Vallecas; y en el bajo de la parroquia “San Pablo” donde hace ya muchos años conocí al párroco Enrique de Castro, incansable testigo de Jesucristo al lado de los excluidos. La reflexión giró en torno a los derechos sociales. Por su realismo y capacidad de análisis me impresionaron los testimonios de los participantes. Pero una sugerencia retuvo mi atención: en nuestra forma de vivir debemos ser solidarios con los demás; desde esa conducta podemos seguir luchando por los derechos sociales.
Esta sugerencia, que a primera vista puede ser interpretada como un consejo piadoso, despertó en mí una cuestión de fondo que a lo largo de esta dura crisis económica, viene rondando una y otra vez. Se trata de un nuevo modo de vivir, de un nuevo sentido y nueva orientación de la conducta humana. Y este cambio es el que no asoma en las soluciones que hoy traman los políticos acuciados sin duda por urgencias inmediatas e inaplazables.


Dado que las personas sólo nos realizamos viviendo en sociedad, no hay satisfacción de los derechos humanos sin derechos sociales a la vivienda, el trabajo, el sustento, la educación, etc. Pero a todos son manifiestas tres constataciones. Primera, que los más pobres se ven privados de estos derechos. Segunda, que bastantes años de los socialdemócratas en el gobierno tampoco dieron solución al paro, a la escandalosa desigualdad de salarios, a la corrupción, ni a los nuevos reclamos de las generaciones jóvenes que buscan una democracia más real. Tercera, que buscando solución a la crisis económica que sufrimos, un gobierno liberal, dentro del sistema que se impone mundialmente, hace recortes, posiblemente ineludibles “para salir adelante”, pero que a la hora de la verdad pagan los más pobres. De ahí que para cualquier honrado ciudadano el interrogante parezca ineludible: ¿qué es lo que está fallando aquí?

Leyendo el arranque y el proceso de la Ilustración europea, se ven dos polarizaciones y se olvida un objetivo fundamental. Unos optaron por la libertad y otros por la igualdad. Los primeros se quedaron en la libertad para la clase burguesa o pudiente que ocupó el trono de los señores feudales. Los que optaron por la igualdad se quedaron en revoluciones que se han ido instalando en el aburguesamiento de los revolucionarios. En una y en otra opción se ha perdido el horizonte de la fraternidad, y la sociedad ha ido cayendo en el individualismo con distintas versiones; la obsesión por la propia seguridad sin pensar en qué será de los otros, especialmente de los que no tienen, ni saben ni pueden.

El evangelio de Jesucristo abre un camino nuevo y hoy cada vez más ineludible: sólo desde la justicia con las víctimas hay posibilidad de auténtica humanización; sólo asumiendo esa causa se justifican las políticas; y sólo desde ahí se garantiza la verdad de las religiones. Pero hay más. Los pobres no sólo son destinatarios de beneficencia o sujetos potenciales que pueden ser integrados en una sociedad de producción inacabable o de consumismo ciego. Si cada vez más aumenta el paro y los pobres sufren recortes a sus derechos sociales, ellos denuncian que la ideología del sistema es inhumana. Urgen un cambio de valores y otro modo de vivir.

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