"La experiencia de fe de Rovirosa tiene lugar
a partir de la conciencia de su desconocimiento e ignorancia sobre Jesucristo
que providencialmente le puso ante sus ojos el cardenal Verdier en 1932, en
París. Es entonces cuando decide conocer a Jesús, y se apasiona por la lectura
de libros que hablan de Él, tanto que al año siguiente, tras un tiempo de
reflexión profunda en El Escorial, en la Navidad hace su segunda Primera
Comunión.
Rovirosa ha sido capaz, en ese camino de
conversión, de dar el salto de la fe y pasar del estudio y del conocimiento
erudito al encuentro con la persona, con el hombre Jesús de Nazaret, para
descubrir, en su enamoramiento por Él, al Dios vivo encarnado en la historia y
la vida de los hombres y mujeres.
Rovirosa y Catalina, su esposa, hacen
entonces un «pacto tripartito con Dios» mediante el cual ambos se comprometen a
dedicar su vida al apostolado confiando en que Dios proveyese a sus necesidades
materiales siempre que ellos vivieran pobremente.
Esa decisión, mantenida por Guillermo con
fidelidad a lo largo de toda su vida, solo es posible tomarla y vivirla
sostenido por la entrañable experiencia de haberse encontrado con quien más nos
ama, y experimentar su amor de modo incondicional y constante, incluso en la
experiencia de la frustración humana, del anonadamiento.
En Rovirosa se hace presente el Amor de Dios;
podríamos citar todos los textos de la Escritura que nos hablan de ese amor y
cabría decir de cada uno: en Rovirosa se hizo vida.
Esa es la experiencia fontal de Rovirosa. La
fuente de su existencia cristiana y su santidad. Esa es la fuente de su ser
Iglesia y sentirse Iglesia. Y sobre este ser y sentirse es sobre lo que vamos a
centrarnos ahora. ¿Cuál fue la vivencia eclesial, el sentir y el ser eclesial
de Guillermo Rovirosa?
Cuando uno repasa los escritos de Rovirosa en
relación con este tema, una primera impresión que se tiene es que, sin duda,
Rovirosa está tocado por el Espíritu Santo y, como muchos santos, es un
adelantado a su tiempo.
Muchas de sus vivencias y convicciones
eclesiales serán recogidas y expresadas en el Concilio Vaticano II, años
después. Tiempo antes Guillermo Rovirosa las vivió con claridad, con la
claridad con que percibió que sólo podía haber una Iglesia así si dimanaba del
amor del Dios Trinitario.
Releer hoy, más de cincuenta años después,
sus palabras sobre la Iglesia hace sentir que son de plena actualidad y que él
se anticipó, de algún modo, a lo que la Iglesia iba a plantearse con
profundidad para ser y vivir con fidelidad al Señor.
Intentaremos recorrer ese pensamiento, esa
vivencia de Guillermo Rovirosa, de modo que nosotros hoy hagamos nuestro propio
recorrido eclesial, seguros de que él puede ayudarnos —para eso están los
santos— a reavivar nuestra experiencia eclesial como parte integrante,
fundamental de nuestro seguimiento de Jesucristo.
Vivid en caridad todos unidos y siempre
hermanos en la santa, católica y verdadera Iglesia…orad, trabajad, servid a
Dios siempre sumisos a la Divina.
La Iglesia… es mostrada por Guillermo como el
mismo Jesucristo que se desplaza hasta el tajo para decirle al obrero que
comparte su vida, que lucha contra las injusticias que lo oprimen, que es «su»
Iglesia y que su sitio está vacío esperando que se decida a ocuparlo.
Y lo haremos, siguiendo los mismos textos de
Rovirosa, a través de cinco momentos: el bautismo, como puerta de entrada en la
Iglesia; y las cuatro notas de la Iglesia que, cada vez que profesamos nuestra
fe, explicitamos: la Iglesia es una, santa, católica y apostólica.
Quede claro, pues, que casi todo lo que sigue
son palabras textuales de Guillermo Rovirosa, que nos limitamos a entresacar de
sus escritos y a ordenar de una manera concreta, sin añadir más que algún leve
comentario y nuestra crecida admiración por cómo el Buen Dios sabe llevar a
término aquello que comienza. Animamos al lector a que busque en los escritos
que se citan una explicación más completa de lo que aquí solo resumimos."
Bajate el Cuaderno "
LA VIVENCIA DELA IGLESIA EN GUILLERMO ROVIROSA"
No hay comentarios:
Publicar un comentario