El pasado 16 de junio se publicó una carta del Santo Padre
al primer ministro británico David Cameron, en respuesta al mensaje que recibió
el pasado 5 de junio sobre la presidencia británica del G8 y la próxima cumbre
prevista en Lough Erne, que tendrá lugar los días 17 y 18 de junio bajo el lema
“A G8 meeting that goes back to first principles- Una cumbre G8 que se remonta
a los primeros principios”.
El Santo Padre destaca en la carta que para que el tema
tenga su más amplio y profundo significado se necesita asegurar en cada
actividad política y económica nacional e internacional una referencia al
hombre, así como consentir la máxima expresión de la libertad y de la
creatividad individual y colectiva y, por otro lado, promover y garantizar que
éstas se lleven a cabo siempre de manera responsable y con un sentido
solidario, con una particular atención a los más pobres.
Francisco ha elogiado que dentro de las prioridades que la
Presidencia Británica ha fijado para la próxima cumbre no falten temas como la
atención fundamental al hombre, centrada en la propuesta de una acción concreta
del Grupo para eliminar definitivamente el flagelo del hambre y garantizar la
seguridad alimentaria, la protección de las mujeres y niños de la violencia
sexual en situaciones de conflicto, siendo este uno de los temas centrales de
la agenda, además de la paz internacional y la crisis internacional, “por lo
que no se podrá no considerar la situación en Medio Oriente”, ha señalado el
Papa.
Por otra parte, “centrarse en la legalidad como hilo
conductor del desarrollo con los siguientes compromisos para evitar la evasión
fiscal y asegurar la transparencia y la responsabilidad de los gobiernos
-escribe Francisco- son medidas que apuntan a las raíces éticas profundas de
los problemas y, como ya señaló mi predecesor Benedicto XVI, la presente crisis
global demuestra que la ética no es algo externo a la economía sino que es una
parte integral e ineludible del pensamiento y de la acción económica”.
El Santo Padre reitera que las medidas para resolver la
crisis mundial deben ser guiadas por “la ética de la verdad que comprende sobre
todo, el respeto de la verdad del hombre, el cual no es un factor económico
más, o un bien excluible, sino alguien que tiene una naturaleza y una dignidad
no reducible a meros cálculos económicos. Por tanto la preocupación por el bien
básico material y espiritual de cada hombre es el punto de partida de cada
solución política y económica y la medida última de su eficacia y su ética”.
Especificando que el fin de la economía y de la política es
el propio servicio a los seres humanos comenzando por los más pobre y débiles,
sin importar dónde se encuentren, incluso en el vientre de la madre, el
pontífice señala en la carta que “cualquier teoría o acción económica o
política debe esforzarse por proporcionar a cualquier habitante de la tierra el
bienestar mínimo que le consienta vivir con dignidad, en la libertad, con la
posibilidad de sostener una familia, educar a sus hijos, alabar a Dios y
desarrollar sus propias capacidades humanas”.
El Papa Francisco ha querido compartir con el Primer
Ministro estos pensamientos, con el deseo de contribuir a subrayar lo que es
implícito en todos los órganos políticos, pero que en ocasiones se puede
olvidar: “la importancia primordial de poner al hombre, cada hombre y cada
mujer, en el centro de cada actividad política y económica nacional e
internacional, porque el hombre es el recurso más verdadero y más profundo de
la política y la economía y al mismo tiempo, el fin primordial de ser”.
Ciudad del Vaticano, 17 junio 2013 (VIS)
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