"Ignorar a los pobres es despreciar a Dios" Francisco

domingo, 20 de octubre de 2013

¿ESTÁN ATRIBULADOS LOS CRISTIANOS DE DERECHAS?

Antes del verano, reflexionaba sobre la doble situación (sospechosos de heterodoxia en el interior de la iglesia y sospechosos de ingenuos al interior de partidos, sindicatos y organizaciones sociales) que padecemos los cristianos que, por exigencias de nuestra fe, hemos optado por tratar de comprometernos en la sociedad haciendo uso de las mediaciones que nos ofrecen partidos políticos de izquierdas, sindicatos de clase y organizaciones populares.
 
Aquella reflexión, titulaba con un poco de ironía como “Tribulaciones de un cristiano de izquierdas”, abogaba por un doble debate: uno al interior de las organizaciones citadas para clarificar el papel de los cristianos en ellas y evitar generalizaciones, y otro al interior de la Iglesia para, partiendo de la evidente constatación de que es más lo que nos une que lo que nos separa, cristianos de distinto compromiso social avanzáramos en conocimiento mutuo y evitásemos también generalizaciones descalificadoras.
 
Aquella reflexión partía del presupuesto de que son muchos más los cristianos que se confiesan de derechas que los que manifiestan sus opciones por la izquierda, así como de la constatación de que la percepción social presupone la vinculación cristiano-derecha como más natural que la vinculación cristiano-izquierda. Percepción que, desde la óptica de los cristianos que nos confesamos de izquierda, no compartimos en absoluto aunque nunca hayamos pretendido que nuestra opción se haya de convertir necesariamente en la opción, pretensión que por contra sí observamos en muchos cristianos que se confiesan de derechas.

Sin embargo, mucho me temo que, tras la irrupción de la corriente de aire fresco que se percibe en la Iglesia a partir de la elección del Papa Francisco, la procesión ahora pase por otros barrios y los que empiecen a sentirse un poco despistados y descolocados en la Iglesia sean nuestros hermanos que se sienten, manifiestan e incluso militan como cristianos de derechas.
 
Las palabras y sobre todo los gestos de Francisco: presentarse más como Obispo de Roma que como papa, negarse a residir en el palacio apostólico para residir en un lugar más modesto y cercano al personal que trabaja o vive en el Vaticano, proclamar que la Iglesia ha de ser más un lugar de acogida y perdón que de juicio y condena, invitación a que los cristianos salgan de los muros de la parroquia  y que se impliquen en la política, el intento serio y decidido de reformar la curia vaticana, por no hablar de su firme propósito de sanear las escandalosas cuentas de la banca vaticana, creemos que están resultando para mucho algo más que sorprendentes.
 
Y no albergamos la menor duda de que todo este movimiento, por muy tímido que parezca a algunos, está descolocando y desconcertando  a muchos cristianos. Ya se oyen voces que manifiestan ese desconcierto, se van conociendo reacciones e inquietudes en muchos grupos que hasta hace poco gozaban de gran predicamento en altas esferas de la Iglesia y que ahora intuyen que esa época dorada llega a  su fin.
 
Buena prueba de ello supone la publicación en Italia de un artículo, significativamente titulado “este Papa no nos gusta”, que firman dos periodistas, Alessandro Gnocchi y Mario Palmaro, colaboradores en la emisora Radio María. No es el momento de analizar este artículo, pero sirve de ejemplo para patentizar que, si bien en gran parte de la Iglesia y de la sociedad se observa con optimismo esperanzado lo que pueda dar de sí el pontificado del Papa Bergoglio, no menos cierto es que tanto en la sociedad como en la Iglesia, no sólo en la curia vaticana, los gestos y las palabras del pontífice están produciendo desconcierto, desazón e incluso sentimiento de ir a la deriva.
 
A quienes se encuentren en esta situación, desde la experiencia de quien se ha sentido muchas veces considerado al interior de la Iglesia como un “bicho raro,” quiero manifestarles mi comprensión. Si las expectativas que el comportamiento y las palabras del  Papa vienen creando se consolidan, y yo deseo fervientemente que así sea, van a necesitar buena dosis de paciencia y perseverancia. Amén de, como necesitamos todos, disponibilidad a lo que el Espíritu vaya marcando a la Iglesia.
 
También les diría que no me consuela nada que en la Iglesia la gente se sienta más o menos a gusto según el barrio por donde pasa la procesión, aunque ahora tenga la sensación de que pase por el mío. Sueño y deseo una Iglesia donde todos y todas, al margen de ideas, sentimientos y opciones, se sientan acogidos y aceptados.
 
Por eso, pese a estar en total y absoluto desacuerdo con el contenido del artículo antes citado, no me ha gustado nada saber que sus dos autores han sido cesados fulminantemente de la nómina de colaboradores en  Radio María.
 
Pepe Carmona
Guardamar, 16 de octubre de 2013

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