"...porque el obrero merece su salario." (Lucas 10, 8)
A raíz de la protesta que unos trabajadores están llevando a
cabo en defensa de los sueldos que se les deben, la Hermandad Obrera de Acción
Católica (HOAC) de Cox quiere manifestar su apoyo a los mismos ante esta
injusticia y denunciar el grave deterioro de las condiciones de trabajo que se
están dando, en general, en nuestra comunidad. ¡¡Esto NO lo quiere Dios!!:
- Se trabajan muchas horas por encima de lo contratado, sin que esas horas se paguen.
- Se pagan salarios por debajo de lo que los convenios laborales tienen fijado.
- Contratos que podrían ser fijos se mantienen como temporales.
Ante esto reproducimos, para la reflexión, lo que los Papas
y el Evangelio nos dicen:
“Las necesidades de los pobres deben tener preferencia sobre
los deseos de los ricos; los derechos de los trabajadores, sobre el incremento
de los beneficios. Es hora sobre todo de vivir y actuar en consecuencia con
este principio básico de humanidad. Esto es una responsabilidad que nos
corresponde a todos (…) los cristianos y a la Iglesia, en razón de nuestra fe
en Jesucristo.. (Juan Pablo II. Toronto, 14 de septiembre de 2004)
“El trabajo humano es una clave, quizá la clave esencial, de
toda la cuestión social”. “Los pobres (…) aparecen en muchos casos como
resultado de la violación de la dignidad del trabajo humano: bien sea porque se
limitan las posibilidades del trabajo –es decir por la plaga del desempleo-,
bien porque se desprecia el trabajo y los derechos que fluyen del mismo». (Juan
Pablo II. Encíclica “Laborem Exercens”)
“La remuneración es el instrumento más importante para
practicar la justicia en las relaciones laborales. El salario justo es el fruto
legítimo del trabajo; comete una grave injusticia quien lo niega o no lo da a
su debido tiempo y en la justa proporción al trabajo realizado” (Compendio de
la Doctrina Social de la Iglesia, 302)
“Atesorasteis….para los últimos días. Mirad, el jornal de
los braceros que segaron vuestros campos, defraudado por vosotros, está clamando,
y los gritos de los segadores han llegado a los oídos del Señor. Con lujo
vivisteis en la tierra (…) para el día de la matanza. Condenasteis y
asesinasteis al inocente: ¿no se os va a enfrentar Dios?” (Carta del Apóstol
Santiago 5, 4-6)
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