Un congreso para individuar formas
actuales y practicables de mayor equidad social es el promovido por el
Pontificio Consejo Justicia y Paz que, con el título ''Impact Investing for the
Poor'' se desarrolla estos días en Roma y cuyos participantes, entre los que se
cuentan representantes de la Curia Romana, han sido recibidos esta mañana en
audiencia por el Papa Francisco.
El Impact Investing es una forma de
inversión que se propone beneficiar a las comunidades locales y al medio
ambiente y conseguir además un rendimiento equitativo. El inversor que sigue
este método, como ha explicado el Pontífice, es ''consciente de la existencia
de graves situaciones de inequidad, de profundas desigualdades sociales y de
las penosas condiciones de desventaja que afectan a poblaciones enteras''. Por
eso se dirige a instituciones financieras que utilicen recursos para ''promover
el desarrollo económico y social de las poblaciones pobres, con fondos de
inversión destinados a satisfacer sus necesidades básicas ligadas a la
agricultura, al acceso al agua, a la posibilidad de contar con viviendas
decentes a precios asequibles, así como a servicios primarios para la salud y
la educación''.
Esas inversiones quieren tener una
repercusión social positiva en las poblaciones locales, lo que se traduce en la
creación de puestos de trabajo, en el acceso a la energía, a la instrucción y
al incremento de la producción agropecuaria mientras el inversor recibe
beneficios más limitados respecto a otras formas de inversión. ''La lógica de
estas formas innovadoras de intervención -ha apuntado Francisco- es la que
reconoce el lazo original entre beneficio y solidaridad y la existencia de un
círculo fecundo entre ganancia y don. La tarea de los cristianos es volver a
descubrir, vivir y anunciar a todos esa unidad, inapreciable y original entre
beneficio y solidaridad''.
''Es importante que la ética
reencuentre su espacio en las financias y que los mercados se pongan al
servicio de los intereses de los pueblos y del bien común de la humanidad. No
podemos tolerar más -ha exclamado- que los mercados financieros gobiernen las
suertes de los pueblos en vez de satisfacer sus necesidades o que unos pocos
prosperen recurriendo a la especulación financiera mientras muchos padecen las
consecuencias. La innovación tecnológica ha aumentado la rapidez de las
transacciones financieras, pero ese aumento tiene sentido si se demuestra capaz
de mejorar la capacidad de servir al bien común. En particular, la especulación
sobre los precios de los alimentos es un escándalo que acarrea graves
consecuencias en el acceso a la comida de los más pobres. Es urgente que los
gobiernos del mundo entero se comprometan a poner a punto un marco
internacional capaz de fomentar el mercado de la inversión con alta repercusión
social, para poder contrarrestar así la economía de la exclusión y del
descarte''.
Hoy
se celebra la festividad de los santos Quirico y Julita, hijo y madre, mártires
bajo Diocleciano después de haber dejado sus bienes a los pobres, y Francisco
los ha recordado pidiendo al Señor que nos enseñe a ''no olvidar jamás la
fugacidad de los bienes terrenales y a comprometernos en el bien común, con un
amor preferente por los más pobres y débiles''
Ciudad
del Vaticano, 16 junio 2014 (VIS).-
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