¡El trabajo es para la vida: ni un muerto más!
Los medios de comunicación han calificado de "semana negra" estos últimos cinco días, ya que en este corto plazo de tiempo tres jóvenes han perdido la vida mientras trabajaban. Tres familias han sido destrozadas por el dolor y la pérdida de un ser querido. Las victimas tres jóvenes, dos de 30 años y uno de 36 han visto truncados sus proyectos de vida de forma violenta.
Ante estos nuevos sucesos de siniestralidad laboral en nuestra provincia, desde el Secretariado Diocesano de Pastoral Obrera, queremos expresar nuestro dolor y solidaridad con los familiares, amigos y compañeros de estos trabajadores y manifestar que «el compromiso al servicio de la vida obliga a todos y cada uno. Es una responsabilidad propiamente “eclesial” que exige la acción concertada y generosa de todos los miembros y de todas las estructuras de la comunidad cristiana». (JUAN PABLO II, Carta enc. Evangelium vitae, 79)
Los trabajadores y las trabajadoras tenemos la responsabilidad de velar por nuestra seguridad, cumpliendo las normas de prevención de riesgos laborales y reivindicando junto a nuestros compañeros que las empresas garanticen el cumplimiento de la ley en esta materia. Pero creemos que el problema de los accidentes laborales no es sólo responsabilidad de los implicados en el ámbito laboral, sino que es una realidad que exige el compromiso de toda la sociedad ya que es un problema social y político con unas causas y unos responsables. Sobre todo, cuando esto ocurre porque, a pesar de los avances tecnológicos y legislativos, se sigue considerando en muchas ocasiones a la persona como una herramienta más al servicio del interés económico.
Por ello, entre todos hemos de contribuir a presentar la siniestralidad laboral, no como un problema individual fruto de la dejación del trabajador o del azar, sino como una realidad injusta y muchas veces evitable, ante la que nadie debe mantenerse al margen. ¡El trabajo es para la vida: ni un muerto más!
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