"Ignorar a los pobres es despreciar a Dios" Francisco

martes, 28 de septiembre de 2010

Ante la coincidencia de la Huelga General en el día de mis bodas de plata episcopales, 29 de Septiembre.

Queridos hermanos:

Se juntan hoy en mi vida dos acontecimientos: La huelga general convocada para el día 29, y que en ese mismo día, hace 25 años, fui ordenado obispo. Todos sabéis que mi vida de sacerdote y de obispo ha estado ligada a la Pastoral Obrera y del Trabajo, es por lo que estos días estoy especialmente conmo-cionado por ambos acontecimientos. Ciertamente el mundo obrero occidental ha vivido en estos años pasados una época de relativa calma y ha disfrutado del progreso económico y científico–técnico llevado a cabo en nuestra sociedad. Desde Pastoral Obrera hemos tratado de acompañar esta situación recordando que “el trabajo humano debe ser ante todo principio de vida” y no puede ser considerado sin más como un mero factor económico en los procesos productivo y de consumo. Por más que se quiera paliar con subsidios la situación de las personas en paro, algo muy grave está pasando cuando se niega el derecho al trabajo a millones de personas: 20 de cada 100 trabajadores están parados en nuestro país y la tendencia es a que suba el porcentaje.

Respecto a la huelga, sólo quiero recordar lo que dice el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia en el nº 304: “La doctrina social reconoce la legitimidad de la huelga cuando constituye un recurso inevitable, si no necesario para obtener un beneficio proporcionado después de haber constatado la ineficacia de todas las demás modalidades para superar los conflictos. La huelga, una de las conquistas más costosas del movimiento sindical, se puede definir como el rechazo colectivo y concertado, por parte de los trabajadores, a seguir desarrollando sus actividades, con el fin de obtener, por medio de la presión así realizada sobre los patronos, sobre el Estado y sobre la opinión pública, mejoras en sus condiciones de trabajo y en su situación social. También la huelga, aun cuando aparezca «como una especie de ultimátum», debe ser siempre un método pacífico de reivindicación y de lucha por los propios derechos; resulta «moralmente inaceptable cuando va acompañada de violencias o también cuando se lleva a cabo en función de objetivos no directamente vinculados con las condiciones del trabajo o contrarios al bien común”.


Tanto en lo que se refiere a la huelga General como a mis bodas de plata episcopales, el día 29 será para mí de oración y, a la vez, de acción de gracias a Dios. Por una parte, oración a nuestro Padre Dios para que esta situación de las personas en paro, algo muy grave está pasando cuando se niega el derecho al trabajo a millones de personas: 20 de cada 100 trabajadores están parados en nuestro país y la tendencia es a que Tanto en lo que se refiere a la huelga General como a mis bodas de plata episcopales, el día 29 será para mí de oración y, a la vez, de acción de gracias a Dios. Por una parte, oración a nuestro Padre Dios para que esta situación de tan grave conflicto social se vaya despejando hacia lo que la justicia social más elemental reclama para innumerables personas en situación de paro y de la grave precariedad con que las leyes laborales amenazan a los trabajadores. Por otra, de acción de gracias, sí, pues han sido muchos los años de trabajo sacerdotal al servicio de nuestra Iglesia y con nuestra Iglesia al servicio de los trabajadores. Acción de Gracias a Dios con el temor y temblor que suscita una situación de grave conflicto, pues por una parte el fracaso social que una huelga general denuncia puede significar un revulsivo que nos haga pensar a toda la sociedad la necesidad de cambiar los hábitos y costumbres que nos han llevado a este fracaso, y esto es bueno; y por otra, que la movilización misma denuncia el malestar por las leyes promulgadas que siempre cargan las espaldas de los más débiles.Con afecto, vuestro obispo.


Como os digo en el “Con vosotros”, sabedor de que la Eucaristía hace la Iglesia, el día dos de octubre, sábado, a las diez y media de la mañana, celebraré en la Catedral. Os invito a concelebrar a los sacerdotes, y participar a los consagrados y seglares con el fin de que nuestra Iglesia, que peregrina en Ciudad Real sepa acompañar esta situación.

+ Antonio Algora Hernando

1 comentario:

  1. Que Dios Vendiga a Don Antonio, dándele mucha fuerza y luz para seguir acompañanando a los más debelies, muy buen articulo y muchas felicidades por sus 25 años como Obispo de los pobres.

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