Leonardo Boff, teólogo
Quien haya leído mi artículo anterior El antropoceno: una nueva era geológica debe haberse quedado desolado. Y con razón, pues intencionadamente quise provocar tal sentimiento. En efecto, la visión del mundo imperante, mecanicista, utilitarista, antropocéntrica y sin respeto por la Madre Tierra y por los límites de sus ecosistemas sólo puede llevar a un impasse peligroso: destruir las condiciones ecológicas que nos permiten mantener nuestra civilización y la vida humana en este esplendoroso Planeta.
Pero como toda realidad tiene dos caras, veamos el lado prometedor de la crisis actual: el nacimiento de una nueva era, el ecozoico. Esta expresión fue sugerida por uno de los más importantes astrofísicos de la actualidad, Brian Swimme, director del Centro para la Historia del Universo del Instituto de Estudios Integrales de California.
¿Qué significa la Era del Ecozoico? Significa colocar lo ecológico como la realidad central a partir de la cual se organizan las demás actividades humanas, principalmente la económica, de tal manera que se preserve el capital natural y se atiendan las necesidades de toda la comunidad de vida, presente y futura. De esto resulta un equilibrio en nuestras relaciones con la naturaleza y la sociedad en el sentido de la sinergia y de la mutua pertenencia dejando abierto el camino hacia adelante.
Vivíamos bajo el mito del progreso. Pero éste se entendía de forma distorsionada, como control humano sobre el mundo no-humano para tener un PIB cada vez mayor. La forma correcta es entender el progreso en sintonía con la naturaleza y medirlo por el funcionamiento integral de la comunidad terrestre. El Producto Interior Bruto no puede ser hecho a costa del Producto Terrestre Bruto. Aqui está nuestro pecado original.
Olvidamos que estamos dentro de un proceso único y universal –la cosmogénesis– diverso, complejo y ascendente. De las energías primordiales llegamos a la materia, de la materia a la vida, de la vida a la conciencia y de la conciencia a la mundialización. El ser humano es la parte consciente e inteligente de este proceso. Es un evento ocurrido en el universo, en nuestra galaxia, en nuestro sistema solar, en nuestro Planeta y en nuestros días.
La premisa central del ecozoico es entender el universo como conjunto de las redes de relaciones de todos con todos: nosotros los humanos somos esencialmente seres de intrincadísimas relaciones. Y entender la Tierra como un superorganismo vivo que se autorregula y continuamente se renueva. Dada la embestida productivista y consumista de los humanos, este organismo ha quedado enfermo e incapaz de «digerir» todos los elementos tóxicos que hemos producido en los últimos siglos. Por ser un organismo, no puede sobrevivir de forma fragmentada sino integral. Nuestro desafío actual es mantener la integridad y la vitalidad de la Tierra. El bienestar de la Tierra es nuestro bienestar.
El objetivo inmediato del ecozoico no es simplemente disminuir la devastación en curso, sino alterar el estado de conciencia responsable de esta devastación. Cuando surgió el cenozoico (nuestra era, hace 66 millones de años) el ser humano no tuvo ninguna influencia en él. Ahora, en el ecozoico, muchas cosas pasan por causa de nuestras decisiones: si preservamos una especie o un ecosistema o los condenamos a la desaparición. Nosotros copilotamos el proceso evolutivo.
En términos positivos, lo que la era del ecozoico pretende a fin de cuentas es alinear las actividades humanas con las otras fuerzas operantes en todo el Planeta y en el Universo, para que se alcance un equilibrio creativo y podamos así garantizar un futuro común. Esto implica otro modo de imaginar, de producir, de consumir y de dar significado a nuestro paso por este mundo. Ese significado no nos viene de la economía sino del sentimiento de lo sagrado ante el misterio del universo y de nuestra propia existencia. Esto es la espiritualidad.
Cada vez más personas se están incorporando a la era del ecozoico. Ella, como se deduce, está llena de promesas. Nos abre una ventana hacia un futuro de vida y de alegría. Necesitamos hacer una convocatoria general para que se generalice en todos los ámbitos y se plasme la nueva conciencia.
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