"Ignorar a los pobres es despreciar a Dios" Francisco

jueves, 3 de mayo de 2012

OTRO RECORTE ES POSIBLE

Pepe Lozano, consiliario diocesano HOAC
5º Domingo de Pascua
- 6 de mayo de 2012 -
En el momento en que vivimos, hay algunas palabras que se han hecho odiosas para la mayoría de la sociedad: Los recortes, las reducciones (de plantillas, beneficios) el rebajar (presupuestos, sueldos), el suprimir (cantidades destinadas a obras sociales), y algunas otras palabras que nos dan a entender que perdemos beneficios, ventajas y que nos fuerzan a apretarnos el cinturón (por decreto). Estas palabritas, provocan especialmente la indignación de las personas con menos posibilidades económicas. El día 1º de mayo, en la manifestación, iban un grupo de nazarenos cargados, no con una cruz, sino con una tijera gigante, dando a entender que, los recortes, son la cruz que está cayendo sobre los hombros de muchas personas, y no precisamente las que tienen un buen nivel económico.

La gente le está cogiendo un cierto miedo a la reunión semanal de ciertos señores, en un palacio de Madrid, que, cuando se sientan alrededor de una mesa, es para anunciar, cuando acaban, entre otras cosas, que van a realizar más recortes.
Con la que está cayendo, cada día oímos por los medios de comunicación que van a haber más recortes. La verdad es que no sabemos a dónde vamos a llegar. Parece que la única solución es recortar, reducir, rebajar, suprimir y ahorrar lo más posible; y no se dirigen estas medidas (o muy poco)  a los bancos, a los grandes capitales, a los que roban y pagan para que no los metan en la cárcel, a los que cobran sueldos astronómicos, sino a los más débiles.
Hay mucha gente que piensa, incluso está convencida, que no hay otra solución; que se está haciendo lo que se tiene que hacer, y que se está haciendo poco, y muy tarde. Esto explica que la sociedad entera no tome postura ante lo que  está ocurriendo y no exija que se consulte y se dialogue más con toda la población antes de tomar ciertas medidas. Yo no soy un técnico en economía, ni en política. Hay que respetar todas las opiniones, sin dejar de ver los efectos que están produciendo las decisiones que se toman, y el sufrimiento de mucha gente. Y hemos de estar abiertos a la parte de verdad y de razón que haya en cada decisión que se tome, por pequeña que sea.
Pero no todos los recortes son malos. A los árboles hay que podarlos para que den más fruto y para que lleguen a su pleno desarrollo. Cuando plantamos  un jardín y se llena de malas hierbas, habrá de limpiarlo de lo que impide que, las plantas que hemos puesto, se desarrollen y florezcan. Hay un montón de empleados para mantener las ciudades limpias y en orden. Hay muchas cosas que sobran, estorban y ensucian, y hay que ponerlas en un lugar aparte, sobre todo cuando atentan contra la vida de las personas. Estamos hablando de cosas materiales y muy sencillas. Los padres saben que, a los hijos no se les puede, ni se les debe dar todos los caprichos. En la sociedad en la que vivimos, no se puede permitir que cada persona haga lo que le viene en gana, ni a los ricos, ni a los pobres. Personalmente cada uno sabe que tiene que controlarse y tiene que renunciar (recortarse) a muchas cosas, si quiere vivir como una persona. Y con frecuencia vemos que llevan a una persona al hospital, para que le recorten una parte de su cuerpo que, si no se la quitan, le va a llevar a la muerte. He vivido en un país, en el que, para evitar grandes epidemias, se tenían que  tomar medidas muy severas con el agua, los alimentos y el los vestidos y otras cosas. Vemos, por estos ejemplos y otros muchos que podríamos aducir, que no todos los recortes son malos, sobre todo cuando se hacen a personas y a capitales que tienen mucho para recortar. Y otra muy importante es que, dadas las circunstancias en las que vivimos, todos estamos llamados a vivir con una especial responsabilidad, y todos hemos arrimar el hombro (los que tengan hombro, porque algunos ya no tienen) para sacar de la situación presente a nuestro país.
Hoy Jesús, en el Evangelio, Juan 15,1-8, nos dice que él es la Vid y el Padre es el labrador. Y a todo sarmiento suyo que no da fruto, el Padre lo poda para que dé más fruto. Y, una forma de podarse y limpiarse, de todas las cosas que nos impiden dar fruto es escuchar a Jesús y poner en práctica su palabra, que nos invita a ser solidarios con los que lo están pasando mal. El tener en cuenta a Jesús y el dejarnos guiar por su Palabra, nos libera de nuestros egoísmos, nos recorta aquellas cosas que inutilizan y destruyen nuestra vida y que destruyen la sociedad en que vivimos. Jesús nos invita a vivir con su vida, no con nuestro egoísmo; nos invita a recortarnos todos, (todos los que tengan y puedan recortarse); el que pueda poco que se recorte poco, el que no pueda nada que no se recorte nada, incluso que reciba la ayuda que necesita para vivir. Y que todos nos recortemos el orgullo, la comodidad, la irresponsabilidad, los caprichos y otras cosas inútiles que no conducen a nada, aunque digamos que tenemos derecho. Parece ser que la sociedad ha llagado a la crisis económica actual, por otra crisis moral mucho más profunda que la económica. La sociedad en general, de una manera especial los que tiene mayores responsabilidades, tiene la necesidad urgente de una gran poda o recorte: Poda a los caprichos y cosas inútiles, pero sobre todo poda al poderío financiero, que está esclavizando y llevando a la ruina al mundo entero.
También, un buen recorte se debería hacer, estos días, en las comuniones, en los bautizos, en las bodas, en las confirmaciones y también, y buen recorte, en las Cofradías; y, si nos revisamos a fondo, en toda la marcha de la Iglesia. Y no porque la Iglesia sea una gran potencia económica, que, gracias a Dios no lo es (cuando se conoce a fondo), sino porque ha de dar ejemplo. Y si hay algo que aparente poderío y riqueza, ha de revisarlo a la luz del Evangelio y se ha de podar. Pero, ojo, la Iglesia somos todos; por favor, no confundamos a la Iglesia con la Jerarquía, o con el Vaticano. No todos los recortes son malos. Necesitamos unos recortes morales muy profundos, si queremos hacer frente, de verdad a la crisis. A esto, precisamente, nos invita hoy Jesús.

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