"Ignorar a los pobres es despreciar a Dios" Francisco

lunes, 31 de diciembre de 2012

EN EL 2013

Pepe Lozano
Consiliario diocesanode la HOAC
Queridos amigos/as: en estos días de Navidad, he pensado mucho en vosotros/as, y os he tenido presentes ante el Señor. Deseo para vosotros y para mí, un año lleno de felicidad. Todos los medios de comunicación nos dice que, en lo económico, va a ser peor que el que hemos pasado, pero, como venimos diciendo hace tiempo, para nosotros los que creemos en Jesús, y para todas las personas que valoran a sus semejantes por encima de todo, las circunstancias difíciles, son una gran ocasión para la solidaridad y el amor más grande a los que sufren. Para felicitaros el Año Nuevo, quiero resumiros un documento que, además de la Palabra, me ha ayudado a rezar estos días. Le he pedido al Señor, para el Nuevo Año, que nos libre de:
1.- la confusión. Las cosas están bastante claras. Si queremos trabajar y unirnos a los que trabajan, los problemas los tenemos delante de nosotros, y Dios a través de ellos, nos llama a actuar y a comprometernos, donde podamos y como podamos.
2.- La depresión. Con la tristeza y la depre, no vamos a solucionar nada. Para vivir y para afrontar los problemas, es mucho más rentable el humor y la esperanza. La depre puede ser una escusa y un refugio.
3.- La impaciencia. La solución de los grandes problemas requiere tiempo, sacrificio, inteligencia, aprender de la vida, permanecer y no cansarse nunca. Y, si nos cansamos, nos tomamos un respiro y comenzamos otra vez.
4.- La pasión por la eficacia. Nos puede dar la impresión de que, con nuestro compromiso, no estamos haciendo nada, de que no avanzamos, de que estamos perdiendo el tiempo. No nos acordamos de que somos “levadura en la masa” que se parece que se pierde, de que Jesús acabó en el fracaso más grande, de que la solución depende de nuestro esfuerzo, pero sobre todo depende de Dios. El dueño del mundo es Dios, no nosotros.

5.- El individualismo. Cada uno por nuestra cuenta, y el grupo al que pertenecemos, separado de los otros grupos, no solucionamos nada. Las cosas se hacen entre todos o no se hacen, o se hacen mal. Jesús no quiso hacerlo todo él solo, formó un grupo, puso en marcha una comunidad. Será bueno que dejemos a un lado nuestro protagonismo y nuestras genialidades y busquemos la coordinación con todos.
6.- La excesiva confianza en la planificación, en la organización de nuestra vida y de nuestro compromiso. Podríamos caer en la trampa de pensar que, después de hacer una planificación bien hecha y una líneas de acción, ya está todo o casi todo resuelto. Eso sería vivir de ilusiones. La Plani, sólo es un medio, lo importante es la vida, reflexionada y revisada día a día.
7.- El creer que lo sabemos todo y que nos sobra experiencia. La vida es nueva cada día. Lo que vivimos hoy, no se repite jamás. Tenemos que estar siempre aprendiendo y renovándonos. No podemos contentarnos con hacer lo que hacemos y quedarnos tranquilos y satisfechos. Es posible que nos sobre “ego” y que falte protagonismo de Dios. Pensémoslo.
8.- La rutina. Como ya sabemos, la rutina, es la muerte de la vida, de la esperanza, de la creatividad y de la transformación de nuestro mundo. El acostumbrarse, el acomodarse, el encerrarse en unos determinados esquemas, (por muy buenos que sean), el instalarse, es firmar nuestra sentencia de muerte, salirnos de la vida y romper la unión con nuestro mundo. Nos encontraremos con la novedad de la vida y sus retos, cada día, aunque no sea cómodo.
9.- Las rebajas. No vivimos por vivir, sea como sea; vivimos para encontrar la plenitud de nuestra vida. No nos comprometemos para quedar bien, sin poner nuestro corazón y nuestra vida en el compromiso, actuamos para responder a las necesidades de los que sufren. El centro de nuestro compromiso no somos nosotros, sino las personas y la sociedad de la que formamos parte, y el Plan de Dios. No todo es lo mismo, no todo vale. Lo importante no es actuar, sino cómo se actúa. Cuando falta amor y generosidad, todo está vacío.
10.- La falta de experiencia de Dios. Jesús Dios mucho a todas las personas que se iba encontrando. Curó, alimentó, resucitó a muertos, ayudó… Pero sobre todo ofreció al mundo, a través de toda su vida y sus gestos,  la Gran Noticia del infinito amor del Padre, la ternura de Dios. Y la ofreció porque la tenía, porque la vivía cada día y cada momento. Eso es precisamente lo que nosotros hemos de ofrecer a nuestro mundo a través de nuestra vida.

Pepe Lozano
Consiliario Diocesano
HOAC Orihuela-Alicante

1 comentario:

  1. Muy clarito y aplicable. ¿Qué mas se puede pedir?

    Gracias,

    ResponderEliminar

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...