La Fundación FOESSA (Fomento de
Estudios Sociales y Sociología Aplicada) y Cáritas Española han presentado esta
mañana en Madrid el VII Informe sobre exclusión y desarrollo social en España
2014.
El Informe, fruto de un vasto
trabajo de investigación sociológica realizado en el que ha participado durante
los últimos cinco años un vasto equipo de más 90 expertos e investigadores de
30 universidades de nuestro país, analiza de forma exhaustiva –a lo largo de
casi 700 páginas, ocho capítulos y un anexo– cuestiones como el modelo social
de nuestro país, la actual distribución de la renta, los procesos de exclusión
social, el mercado de trabajo, el estado de bienestar, qué nueva sociedad
surgirá tras las crisis, el capital social y cultural, la situación de España
en el entorno internacional.
Las constataciones del VII Informe
FOESSA –cuyos principales contenidos han sido expuestos conjuntamente por
Sebastián Mora, director ejecutivo de FOESSA y secretario general de Cáritas
Española, y por Francisco Lorenzo, coordinador del Informe y responsable de
Estudios de Cáritas– ofrecen tanto elementos para la preocupación, dada la
envergadura de los efectos que la crisis ha tenido en la estructura social del
país, como razones para la esperanza, a la luz de las fortalezas que muestran
ámbitos como la participación social, la solidaridad, el voluntariado y las
redes familiares.
Un modelo de desarrollo que genera
desigualdad
El Informe entra de lleno en el
análisis de nuestro modelo de desarrollo social, en el que destacan los altos
niveles de desigualdad salarial, la limitada capacidad redistributiva del
sistema de impuestos y un sistema de prestaciones reducido, poco protector en
el tiempo y que no se adecua a las necesidades de los hogares en función de sus
características.
Con ello, si el crecimiento era el
«buque insignia» de ese modelo social antes de la crisis, ahora estamos en un
momento en el que son las necesidades de ajuste las que guían las decisiones
políticas y las que construyen nuestro imaginario colectivo. De nuevo, se queda
fuera del foco la necesaria incidencia sobre los elementos estructurales que
están en la base de un modelo a reformar.
Se señala cómo los efectos de la
crisis en la renta en nuestro país son preocupantes, ya que el porcentaje de
hogares afectados simultáneamente por problemas de privación material y de
pobreza monetaria ha aumentado casi un 50% en los últimos años.
Además, el Informe revela que la
crisis no ha afectado a todos por igual, ya que se ha cebado con las rentas más
bajas y ha afectado a la convergencia territorial entre Comunidades Autónomas,
que se ha ralentizado. De hecho, se dan diferencias sustanciales en la
incidencia de la exclusión social en territorios con niveles de riqueza
similar.
Aumento de la exclusión social
De la envergadura de este deterioro
da cuenta el hecho de que el núcleo central de la sociedad española considerado
en situación de integración social plena es ya una estricta minoría y en la
actualidad representa tan solo el 34,3%, mientras que en 2007 superaba el 50%.
Esto significa que la población excluida en España asciende ya al 25% y afecta
a más de 11.746.000 personas. De ellas, 5 millones se encuentran en exclusión
severa. Además, hay que tener en cuenta que 2 de cada 3 personas excluidas ya
estaban en esta situación antes de la crisis.
La precariedad afecta a ámbitos como
la vivienda y la salud. De los 11,7 millones de excluidos, el 77,1% sufren
exclusión del empleo, el 61,7% exclusión de la vivienda y el 46% exclusión de
la salud.
En cuanto al perfil sociológico, son
las familias de mayor tamaño las que más afectadas se han visto, sobre todo familias en las que hay
muchos niños y muchos jóvenes.
Asimismo, se multiplica de forma
generalizada la vulnerabilidad de la juventud. Dos datos: el 35% de los jóvenes
vive en hogares excluidos y el 27% de los jóvenes desocupados está fuera del
sistema educativo. Como se indica en el Informe, en cierto sentido puede
hablarse de una «generación hipotecada».
Nuevo modelo de relaciones sociales
La crisis ha impuesto también
importantes cambios en el modelo de relaciones sociales, que en la actualidad
se caracteriza por la «dualización» y la «polarización» social. Es decir, que
los más vulnerables y más pobres disponen de menos recursos y sufren pérdida de
centralidad en las decisiones, mientras los más ricos cuentan con más recursos
y más centralidad en las decisiones.
De hecho, es posible afirmar que se
ha roto el contrato social que era la base de la estructura del bienestar y que
la agenda reformista que se viene produciendo desde hace años está
transformando, de forma simbólica, nuestro «contrato social» en un «contrato
mercantil».
Empleo
El VII Informe FOESSA señala la
existencia de una «generación expulsada» de trabajadores para los que ha
mermado el tipo de puesto que desempeñaban y cuya cualificación es escasamente
aplicable en otros sectores.
En la actualidad, la tasa de
trabajadores excluidos se sitúa en el 15%. Y puede decirse que el trabajo deja
de ser un espacio de consolidación de derechos para convertirse en un espacio
de vulnerabilidad y de pérdida de capacidad económica, social y personal.
Políticas sociales y estado de
bienestar
Al analizar los efectos de las
políticas de austeridad tanto en España como en el conjunto de la Unión
Europea, la investigación confirma que los recortes en servicios sociales y
bienestar son incompatibles
con la consecución del objetivo de reducción de la pobreza recogido en la
Estrategia
Europea 2020. Al mismo tiempo, otros
derechos, como sanidad, educación, protección social y apoyo a la dependencia
presentan condiciones de acceso cada vez más restrictivas.
Para los autores, la conclusión es
clara: las reformas en el sistema de bienestar social en España, especialmente
las desarrolladas a partir de mayo de 2010, han supuesto una regresión en
las políticas sociales.
Cooperación internacional e
inmigración
En lo que atañe a la evolución de la
política de cooperación, el Informe constata que esta ha tenido una evolución
de crecimiento y desplome tan intensos que no tiene comparación posible con
ninguna de las demás políticas de la administración, ni con el comportamiento
de ningún otro país donante. La excepcional reducción del presupuesto de
cooperación, con el consiguiente descalabro para muchos proyectos en curso, ha
conducido a esta política pública a la irrelevancia y ha dilapidado el modesto
liderazgo internacional que nuestro país había conseguido en la pasada década.
Vista en su conjunto, la política
exterior española en los últimos años no parece haber contribuido positivamente a hacer de nuestro
mundo un lugar más inclusivo y equitativo. Sea el repliegue generado por
la crisis, sea el cambio de orientación política, el hecho cierto es que España
no está impulsando un cosmopolitismo
solidario.
En cuanto a la inmigración, se
indica que el modelo vigente resulta rígido y atomizado. La gestión actual de
los flujos migratorios, además de implicar una abusiva instrumentalización de
seres humanos vulnerables, genera ineficiencias económicas muy claras, como la
pérdida de ingresos fiscales por la proliferación de la economía sumergida
vinculada a la falta de documentación, la posibilidad de elevar la explotación
laboral de los trabajadores irregulares y, de rebote, empeorar las condiciones
del resto, o la imposibilidad para los países menos adelantados de aprovechar
las oportunidades de la globalización.
Se subraya, además, el estrabismo
ético que caracteriza las políticas migratorias de la UE, que hace considerar,
de una manera, el peligro que amenaza la vida de las personas cuando son objeto
de persecución política o armada y de otra, cuando sus existencias están
igualmente amenazadas por el hambre, la pobreza económica severa o la
imposibilidad de acceder a la atención médica.
La fortalezas de la familia, la
sociedad civil y la participación
El Informe dedica una buena parte de
sus análisis a poner en valor las fortalezas que muestran la sociedad española
y las oportunidades que ese capital social ofrecen para la necesaria
regeneración.
Se identifican capitales sociales
como las de la solidaridad familiar y las redes de ayuda, que, aunque con
cierto riesgo de debilitamiento, resisten a pesar del largo impacto de la
crisis. Se trata de un reforzamiento que responde, en buena medida, a la
retirada de los mecanismos de apoyo social basadas en las políticas
públicas.
Dentro del sistema familiar, llama
la atención el cambio del papel de las personas mayores que pasan de ser
“cuidados” a reforzar su papel como cuidadores. Su apoyo al resto de la familia
se ha convertido en fuente de seguridad, por factores como la pensión, la
vivienda en propiedad y la conservación de las relaciones familiares. Y se
advierte de que todo lo que mine estos tres elementos pondrá en peligro una de
las principales mallas de seguridad de nuestra sociedad.
Claves de transformación
social
Asimismo, en el Informe se da cuenta
de la emergencia de una gran cantidad de iniciativas de voluntariado y de la
acción colectiva, de experiencias de intercambio y colaboración recíproca, que
recanalizan las energías asociativas.
Y aunque hay una parte del capital
social y cultural que se ha destruido, existe otra que está evolucionando,
recreando redes, redescubriendo valores y regenerando las instituciones. Estas
nuevas iniciativas se apoyan en dinámicas de capital digital.
Los autores no dejan fuera del foco
de la investigación las actuales dinámicas sociales, en las cuales están
fermentando nuevos modelos sociales que, aunque todavía no presentan una
propuesta alternativa de vida colectiva, sí que permiten cuestionar y vivir de
forma real lejos de las lógicas de la privatización, la individualización y la
mercantilización.
En las páginas del VII Informe se
señala que estamos a tiempo para una reacción colectiva que invierta las
tendencias hacia la fractura social en la medida en que existe un marco
solidario que aún se mantiene en la sociedad española.
Estamos, de hecho, ante un cambio
global, en el que una parte de la sociedad se ha puesto en movimiento y si bien
aún no se ha despejado la duda sobre si podrá traducirse en un programa
positivo de cambio sociopolítico, resulta indudable que han dinamizado a una
parte de la humanidad.
Propuestas
La Fundación FOESSA ha querido que
el VII Informe, más allá del diagnóstico de la realidad social, pusiera sobre
la mesa un repertorio de propuestas dirigidas al conjunto de la sociedad, de
los poderes públicos y de los agentes sociales y económicos, que permitan
atajar las causas estructurales de la exclusión social en España.
Estas propuestas se estructuran en
tres ejes, orientados al ámbito del desarrollo social, al de los efectos de la
pobreza y al de la construcción del bien común.
Para ello es necesario:
- Considerar los indicadores de
desigualdad, pobreza, exclusión social y privación material como indicadores
privilegiados que permitan un diagnóstico riguroso de desarrollo social.
- Evaluar la acción política a la
vista del impacto que tiene sobre estos indicadores, con especial atención las
políticas que contribuyen al auténtico desarrollo: sanidad, educación, empleo,
redistribución de la riqueza y garantía de ingresos.
- Conseguir que la protección social
alcance estándares básicos en todo el territorio y que se haga operativa a
través de un sistema de «garantía de mínimos».
- Desarrollar una protección social
basada en el fortalecimiento de los servicios sociales públicos, que no quede
reducida a la mera gestión de las prestaciones económicas.
- Construir un compromiso
redistributivo ético que nos acerque a la media europea. A este respecto, los
impuestos no pueden quedar al margen de la obligada cohesión social, ya que no
es posible mantener un sistema de servicios públicos equitativo y de calidad
sin la aportación de todos los ciudadanos al mismo, cada uno en función de sus
ingresos y su patrimonio.
- Considerar el gasto social como
«inversión social», dando prioridad a aquellos ámbitos que son más correctores
en términos de desigualdad, como sanidad, educación, pensiones y rentas mínimas.
- Eliminar la sobrecarga que recae
sobre los hogares, tanto por el debilitamiento de los servicios públicos como
por el impacto de la crisis.
- Desarrollar políticas familiares
eficaces y con recursos suficientes que contrarresten, entre otros, el riesgo
actual que conlleva la presencia de menores en el hogar.
- Poner en marcha de una política
eficaz que evite la transmisión intergeneracional de la pobreza, que es uno de
los peligros latentes hoy y de especial gravedad para el futuro.
Congreso sobre exclusión y
desarrollo social en España
Esta investigación se presenta la
víspera del comienzo del Congreso sobre exclusión y desarrollo social en
España, convocado por la Fundación FOESSA y Cáritas, y cuyas sesiones tendrán
lugar del 29 al 31 de octubre en el Colegio Mayor Guadalupe de Madrid.
Durante las jornadas, numerosos
expertos nacionales e internacionales intentarán responder, en un momento en el
que todos buscamos hacia dónde dirigir nuestra mirada en la recreación de
nuestra sociedad, a la cuestión sobre cuál es el modelo que queremos construir. (Artículo de la web de Caritas
Sevilla)
Página web del VIII Informe sobre
exclusión y desarrollo social en España. Muy interesante: videos, informe
completo y por capítulos, resúmenes, etc.
Descargar informe en pdf
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