Comunicado 8 de marzo de 2015 - Día Internacional de la Mujer Trabajadora
Hoy, 8 de marzo de 2015, 104 años después de celebrarse por primera vez el día Internacional de la Mujer Trabajadora, nos encontramos ante la necesidad de seguir reivindicando la igualdad y la no discriminación de la mujer en los distintos ámbitos de la sociedad y, especialmente, en el mundo del trabajo.
Tal y como hicieron tantas mujeres durante todos estos
años sigue siendo necesario hoy día luchar contra la
injusticia, la precariedad y la discriminación en el trabajo, sin el cual no podremos desarrollar una vida digna.
El fuerte incremento del desempleo y los recortes
en políticas públicas, en prestaciones y en servicios sociales de estos últimos
años, han generado más desigualdad social y han hecho aumentar la pobreza en
nuestro país.
A lo anterior se suma que no se han producido
avances significativos en las distintas dimensiones de la igualdad entre
varones y mujeres. Si bien las distancias han disminuido en tasas de paro,
tasas de ocupación y de actividad, no es menos cierto que las diferencias siguen existiendo y que el acercamiento no ha sido por mejora de la situación de las
mujeres sino por empeoramiento de la de los varones.
A la vez, los datos más recientes indican que, con
diferencia, la mayor parte de los empleos creados en el último año han sido
ocupados por varones, así como que la brecha
salarial entre ambos sexos sigue aumentando hasta alcanzar
cifras récord.
• Según la OIT, las
tasas de desempleo de las mujeres son más altas que las de los hombres a escala
mundial, y no se prevén mejoras en los próximos años.
• España se sitúa
como 2º país de la UE con mayor tasa de desempleo. Según la EPA, 2014 cierra
con una tasa de paro del 23,7% en total, siendo la tasa de paro femenino un
24,7%. Así mismo, respecto al desempleo juvenil femenino, se sitúa en un 52,1%
en el caso de menores de 25 años; y en un 22,7% si hablamos de mayores de 25.
• En cuanto al
desempleo entre las mujeres, según la EPA, se ha reducido en 192.800. Ahora
bien, llama la atención que, durante la crisis, se está produciendo un
incremento del volumen de personas que teniendo trabajo se sitúan por debajo
del umbral de la pobreza. De ello tienen una larga experiencia las mujeres trabajadoras.
Una de las causas del empobrecimiento de las mujeres asalariadas
sigue siendo el resultado de la concentración de su actividad en ocupaciones con
salarios más bajos. Además de desempeñar trabajos precarios y con
peores condiciones laborales.
• Otra modalidad de
empleo que afecta negativamente a las mujeres es la jornada a tiempo parcial.
Esta, que se viene incentivando desde los poderes públicos y empresariales como
una pretendida fórmula de conciliación familiar, supone en muchos casos menores
ingresos, dificultades en el desarrollo de la carrera profesional y menor
protección social. A todo esto los cuidados siguen recayendo fundamentalmente en
la mujer, por lo que aún debe soportar la doble carga de trabajo (en el ámbito
productivo y doméstico).
El papa Francisco nos acaba de recordar que «la Iglesia es mujer» pero insiste: «todavía es necesario ampliar los espacios para una presencia
femenina más incisiva en la Iglesia. Porque “el genio
femenino es necesario en todas las expresiones de la vida social; por ello, se
ha de garantizar la presencia de las mujeres también en el ámbito laboral” y en
los diversos lugares donde se toman las decisiones importantes, tanto en la
Iglesia como en las estructuras sociales» (EG, 103).
Desde la JOC (Juventud Obrera
Cristiana) y la HOAC (Hermandad
Obrera de Acción Católica), movimientos eclesiales de
Acción Católica para la evangelización del mundo obrero, vemos necesario seguir
defendiendo y promoviendo la dignidad de la mujer así como seguir denunciando
este sistema injusto de raíz, creador de esta terrible desigualdad social.
Expresamos nuestro compromiso de seguir trabajando para superar las diferencias
vergonzosas que hoy siguen persistiendo. Y lo haremos
denunciando cualquier tipo de discriminación contra las mujeres y promoviendo y
aportando «criterios y modalidades nuevas a fin de que las mujeres se sientan
no huéspedes, sino plenamente protagonistas de los diversos ámbitos de la vida
social y de la Iglesia» (Audiencia a participantes de la Asamblea Plenaria del
Pontificio Consejo de la Cultura. 7 de febrero 2015). Al mismo tiempo,
convocamos a toda la sociedad, a las organizaciones e instituciones y a la
propia Iglesia para que posibilitemos y hagamos viable la igualdad, mediante el
reconocimiento efectivo del papel de la mujer y su protagonismo decidido tanto
en la sociedad como en la Iglesia. Sigamos aportando esperanza junto a todas
las mujeres
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