29 de noviembre de 2015
“SE ACERCA VUESTRA LIBERACIÓN”
“¡Cómo deseo que los años por venir estén impregnados de misericordia para poder ir al encuentro de cada persona llevando la bondad y la ternura de Dios!”
(Papa Francisco MV.5)
“Cuantas veces nos dijo nuestro inolvidable don Eugenio: No recéis tanto, ¡orad! Porque una cosa es rezar (recitar) y otra es orar. El rezo consiste en pronunciar palabras… que nos viene de fuera. La oración también consiste, al principio, en pronunciar palabras, pero estas salen de dentro…, de los afectos del corazón…”
(Rovirosa. Militantes Obreros. OC. T. V, págs. 421-423)
ACOGE, ABRAZA, CUIDA, ACOMPAÑA.
Eso hace Dios con nosotros, y eso queremos poder hacer nosotros con los empobrecidos del mundo obrero. Por eso es importante este tiempo de gracia que es el Adviento. Porque podemos hacer nuestra la invitación de Dios, y dejarnos modelar para ser cauce de su amor, transparencia de su misericordia para el mundo obrero empobrecido.
Adviento es tiempo de Esperanza.
Es camino, es esperanza, es sueño y vida. Adviento es escucha, oído, sentido, finura, atención y vigilancia. Adviento es amor cuya encarnación y cercanía se adivina y se desea; se necesita hacer silencio y afinar los sentidos para percibir en los pequeños signos cotidianos la esperanza que arraiga en la vida del mundo obrero. Es tiempo de reconocer las desesperanzas, los agotamientos, los cansancios y las tristezas, las luchas que parecen inútiles… Es tiempo de dejar que el amor de Dios recomponga los trozos rotos de nuestro barro, y nos rehaga con su perdón, para mostrarnos un horizonte distinto al que, a veces, somos capaces de imaginar. Es tiempo de acelerar el paso, al ritmo de un corazón que late y se apasiona con la justicia.
Adviento es tiempo de la Misericordia.
Es el tiempo de misericordia que necesitan, que esperan y anhelan los empobrecidos. Es el tiempo de la compasión, que nos pone en camino a las “periferias” del mundo obrero. Es tiempo de caminar, este Adviento, hacia las heridas del mundo obrero, de la mano del Dios del consuelo. Es tiempo de hacernos consuelo de Dios. Especialmente este año que quiere ser año de la Misericordia; de la misericordia de Dios con nosotros, y de la nuestra, que se hace compasión, caridad, y justicia para los empobrecidos.
Adviento es tiempo de Justicia.
Es el tiempo de poner nuestra vida personal y comunitaria en sintonía con la Justicia mayor de Dios. Acoger a las víctimas de la injusticia, abrazarlas en el reconocimiento de nuestra complicidad, hacernos servidores de los pobres y cuidarlos, como sacramento de Dios. Adviento es tiempo que apunta hacia el trabajo decente; es tiempo de sociedades humanas que caminan en decencia hacia la fraternidad. Es tiempo de acompañar su camino, y ponernos a su paso, tras la Vida cada día. El Adviento, si nos dejamos, nos ha de limpiar de dentro afuera, nos ha de volver del revés; ha de convertirnos, ha de ponernos en marcha, no debe dejarnos tranquilos. Si terminamos donde empezamos, no hemos acogido la Gracia impagable de este tiempo.
Adviento es tiempo de soñar, con María, la madre de Nazaret.
Ella espera, prepara, rodea de ilusión y gratitud la espera. Se apresta a disponerlo todo para acoger, para abrazar, para cuidar y acompañar la debilidad, a Dios humanado en la pequeñez de un recién nacido. El mundo obrero nos espera, espera a la Iglesia que, por nuestro medio, lo acoge, lo abraza, lo cuida y acompaña, con la misma ternura que María, la madre, acogió a Jesús. Adviento es tiempo de encuentro entre Dios y la humanidad.
¡Es Adviento, estamos de suerte! Este Adviento déjate guiar por la Palabra de Dios, para que sea Adviento de Esperanza y de Misericordia, Adviento de Justicia y Vida para tus compañeras y compañeros del mundo obrero.
Lo que te ofrecemos es el material preparado para ayudarte a orar la vida del mundo obrero en esa clave de Adviento.
Te proponemos hacerlo con un método de oración y contemplación arraigado en la historia de la Iglesia: la “lectio divina”; de ese modo han contemplado la Palabra, y han orado muchas personas creyentes antes que nosotros. Orar este Adviento es insertarnos también nosotros en esa larga historia de fe y de vida entregada.
Acoge este tiempo como regalo, como gracia de Dios que te permite renovar la vida, para ponerte en la sintonía de Dios. Hazte cargo de la hermosa tarea de ayudar a cada componente de tu equipo a descubrir y vivir el sueño de Dios en tui vida, en vuestra vida.
Acoge este tiempo como posibilidad de esperar al Señor buscándolo en la vida del mundo obrero, cada día, y hacer oración esa búsqueda y ese encuentro.
Experimenta este Adviento cómo Dios te acoge, te abraza, te cuida y te acompaña, y así, con esa misma ternura serás capaz de acoger, abrazar, cuidar y acompañar la vida del mundo obrero.
COMISIÓN PERMANENTE DE LA HOAC
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