Aunque a muchos les cueste creerlo, y pese a que son minoría ante
quienes se confiesan de derechas o apolíticos, existen cristianos de
izquierdas. Quien estas líneas escribe es uno de ellos, aunque consciente, todo hay que decirlo, de que su
conducta diaria chirría por más de un costado si comparamos prácticas vitales
con el mensaje de Jesucristo o con los ideales de justicia y libertad que se
proclaman desde la izquierda.
Por supuesto que en más de una ocasión en la conciencia de un cristiano de izquierdas se presentan situaciones de difícil solución o encaje, pero no creo que más de las que pueda tener un cristiano de derechas. Es cierto que un cristino de izquierdas ante determinadas cuestiones (pongamos como ejemplo el aborto) puede y debe tener problemas de conciencia, pero no menos de los que pueda tener un cristiano de derechas ante las políticas liberales de recortes en derechos sociales y sumisión de las necesidades de las personas a los intereses de la economía.
Sin embargo, siendo este un problema que cada cristiano deberá resolver
en conciencia a la luz de lo que su fe le diga, no es al que me quiero referir
al hablar de las tribulaciones de los cristianos de izquierdas. El problema
sobre el que quiero reflexionar es el de las suspicacias que, ante el resto de
la comunidad cristiana, levanta el creyente que se profesa de izquierdas,
suspicacias que también despierta el creyente por esta condición en las
organizaciones de izquierdas en las que milita. ¡Vamos que recibe por ambos
lados!
Para muchos cristianos de derechas y también para aquellos que se manifiestan apolíticos, los que nos pronunciamos de izquierdas de entrada somos “personas sospechosas”, cuando no infiltrados o gente ante la que hay que andarse con cuidado. En el mejor de los casos se nos dice que no entienden nuestra postura y en el peor se duda de la sinceridad o autenticidad de nuestro cristianismo. Tengo un amigo cristiano y de izquierdas que milita en una organización eclesial en la que durante cuatro años ocupó un cargo de responsabilidad nacional que le hacía frecuentemente relacionarse en cumplimiento de su misión eclesial con obispos de toda España. Vuelto al pueblo tras cumplirse el tiempo de su responsabilidad e incorporado a las actividades de la parroquia, al ser propuesto para moderar uno de los grupos que habían de trabajar un plan diocesano, alguien de los presentes en aquella reunión preguntó: ¿Pero este chico es cristiano?
Quiero hacer constar que esta tribulación, no ser comprendida nuestra
opción política por ser de izquierdas, no la tienen los cristianos de derechas,
ya que casi todo el mundo en la Iglesia (y me temo que también en la sociedad)
considera que ser de derechas es la única opción y no una opción más entre las
que puede escoger un cristiano.
También quiero hacer constar que la mayoría de cristianos de izquierdas, aunque debo reconocer que con alguna excepción, entienden que la izquierda es su opción personal pero que en aras del legítimo pluralismo en la acción otros pueden inclinarse con la misma legitimidad por una opción de derechas. En cambio no conozco cristiano de derechas, y si alguno apareciera me alegraría y con gusto me retractaría de esta afirmación, que no considere que, pese a reconocer que la derecha comete errores, ésta es la única opción posible para un creyente.
Pero, como he afirmado antes, no acaban en
En algunas organizaciones de izquierdas molesta y mucho oír o leer afirmaciones tales como “todos los políticos son iguales”, “todos van a lo mismo”, “todos van a apañarse”. Tienen toda la razón al molestarse ya que no es correcto hacer generalizaciones y mucho menos confundir el todo con las partes.
Sin embargo, eso que con razón rechazan con el argumento de que “no todos somos iguales” no tienen empacho en aplicarlo a toda
En una organización de izquierdas es impensable, por ejemplo, una crítica indiscriminada a cualquier colectivo (enseñantes, sanitarios, metalúrgicos…) del cual algunos integrantes militen en la organización. Incluso es impensable una propuesta programática que afecte a cualquiera de esos colectivos profesionales sin antes haber consultado, escuchado y tenida en cuenta las opiniones al respecto de los miembros de esos colectivos que militan en la organización política o sindical.
Sin embargo somos muchos los cristianos de izquierdas que dentro de nuestras organizaciones políticas y sociales leemos o escuchamos críticas indiscriminadas a
Quizás muchos militantes de izquierdas han olvidado, y posiblemente los más jóvenes lo ignoren por completo, que durante la última década del franquismo y durante la transición política fueron acogidos en conventos, templos y sacristías para realizar asambleas o para poner en marcha organizaciones entonces ilegales y hoy con plena carta de legitimidad democrática. Pero alguien habrá de recordar estas cosas en el seno de esa organizaciones y abrir un debate sobre la presencia de los cristianos en ellas, no para evitar críticas a la Iglesia, que si las merece se le habrán de hacer, sino para no decir simplezas y frases fáciles para la galería pero que carecen de fundamento y. que por infundadas, ofenden.
Evidentemente, también hará falta un debate al interior de la comunidad eclesial, al menos para que la mayoría de los cristianos se enteren de que hace ya cincuenta años que la doctrina oficial de la Iglesia proclama que “una misma fe puede conducir a compromisos diferentes”.
Pero eso sería cuestión de otra reflexión posterior.
Pepe Carmona, militante de la HOAC-Guardamar del Segura
Interesante reflexión, pero creo que se podría desgranar un poquito más. En mi opinión los términos "derecha" e "izquierda", solo son aplicables a temas económicos. Históricamente así ha sido y haríamos bien los cristianos en volver a reivindicarlo. En este sentido, me encuadro en el grupo de cristianos incapaces de entender cómo se puede ser cristiano y de derechas en lo económico. En los puntos de doctrina moral, sí creo que se pueden adoptar distintas posturas desde la conciencia personal, respetando siempre a las personas y no juzgándolas. Creo que esto lo tenemos que reivindicar los cristianos de izquierdas en nuestras organizaciones eclesiales y "seculares". Un saludo y gracias por la reflexión
ResponderEliminarInteresante reflexión que se circunscribe a España, el autor debe entender por "izquierdas" el estar de acuerdo con los lineamientos del PSOE y por "derechas" el PP. Más bien creo que la opción política es la manera como la persona escoge "estar en el mundo". En juntas líneas políticas hay profundas opciones no cristianas. La Autonomía y el desarrollo de la conciencia moral como una realidad ontológica del ser humano iluminada y discernida desde el Evangelio de Jesús son la tarea que no dejará de lado padecer ciertas "tribulaciones". Un saludo
ResponderEliminarSi limitamos la política entre PSOE=Izquierdas y PP=derechas, no me extraña que haya tanto pensamiento único en nuestra iglesia, además ¿PSOE=Izquierdas?.
ResponderEliminarPues a mi en general, cuando un cristiano hace conexiones entre "cristianismo y política", se me ponen los pelos como escarpias... Supongo que pertenezco a ese grupo del que se habla en el post.
ResponderEliminarAl final el peligro está en ver al cristianismo como un medio para lograr otra cosa.
El cristianismo es el encuentro con Dios, Cristo, es la relación con un Dios personal que interviene en la historia, que se hizo hombre y fue crucificado para que todos seamos salvados y tengamos vida Eterna. Somos Cristianos porque creemos en una persona que actúa en nuestras vidas, nos hemos encontrado con El.
Es lógico pensar que cuando una persona encuentra a Cristo cambie su vida. Dios es exquisito en el trato y nos deja libertad para elegirle o rechazarle y cuando un cristiano le acepta y Dios empieza a obrar en su vida, es razonable pensar que esa persona cambiará a mejor. Si este proceso que hemos descrito para una persona lo llevamos a más personas, ellas cambiarán también y si en una sociedad cambian muchas de ellas, la sociedad también cambiará y como consecuencia de esto es loable pensar que el cristianismo puede lograr la justicia social y de ahí que la Iglesia tenga una Doctrina Social.
Sin embargo si empezamos buscando el cristianismo como medio para lograr la justicia social, ahí nos estamos equivocando, pues estamos afirmando implícitamente "Creed esto, no porque sea cierto, sino por alguna otra razón", se sustituye el encuentro con Cristo y la búsqueda de la santidad por otra cosa meramente mundana del que de Cristiano sólo tiene el nombre... De ahí mi preocupación al respecto.
Por supuesto todas estas ideas las enunció mucho mejor C.S. Lewis que yo, con una claridad infinitamente mejor que la mía y con una técnica literaria estratosférica en comparación con la mía.
¿Pero entonces dice usted que el cristianismo no busca la justicia social? ¿Y entonces las enseñanzas de Cristo dónde las dejamos? ¿Nos limitamos al misticismo y a la oración? Bajo mi punto de vista es Cristo quien actúa por medio de nuestras acciones de justicia social, y esas personas sí son consideradas santas. La santidad no se consigue desde un oratorio hincándote de rodillas.
EliminarPara saber como se consigue la santidad, lo mejor es hacer caso a los que han sido santos, ¿no le parece?. Y aunque le parezca mentira, la santidad no es un logro personal. Creemos que tenemos que hacer muchas cosas para ser santos, pero no es así. Es Dios quien te tiene que hacer santo, con tus fuerzas, olvídalo... Y si, entre otras cosas para ello hay que orar.
EliminarComo Cristiano busco el encuentro con Dios y ese encontrarme me conduce a otras cosas, entre otras a la justicia social... Si confía únicamente en sus fuerzas para conseguirla, en el mejor de los casos, fracasará.
Mi consejo como cristiano es que se forme, lea a los santos, aprenda de ellos, frecuente los sacramentos y la oración, deje que Dios pelee sus batallas y ganará siempre, si para pelear sus batallas únicamente confía en sus fuerzas, perderá siempre... Y no rechace la oración, es el arma más poderosa que existe. Decía San Agustín "trabaja como si todo dependiera de ti, ora como si todo dependiera de Dios".
Recuerde, somos cristianos, tenemos un Padre en el cielo. Si al final ser cristiano es como no serlo, ¿para que ser cristiano?.