Estamos en febrero
del 2012.
Los trabajadores,
los ciudadanos de este país, llevamos un principio de año muy duro. Más de 5
millones de parados, casi el 50% de los jóvenes en desempleo, Familias
completas sin recursos; recortes drásticos en pilares fundamentales del estado
de bienestar como son educación, sanidad
o servicios sociales; reducciones salariales
y en derechos laborales de los empleados públicos, aplazamientos en la atención
a la dependencia, impagos y cierres a las entidades que atienden a sectores de
la población más desfavorecida; abandono de la cooperación internacional, etc.
Este es el plan de ajuste que el gobierno central, autonómico y local, ha
impuesto para gastar menos y recaudar más, siguiendo los patrones de Bruselas,
de Alemania, del FMI, en definitiva, de los mercados.
Recortes en todo,
que directa o indirectamente afecta a todos: es la sociedad la que se
empobrece. Y es la forma de expulsar a las personas del mercado laboral a la
pobreza y a la exclusión social.
Mientras tanto las
entidades financieras están recibiendo fondos públicos en unas cantidades
escandalosas que bien podrían erradicar el hambre en el mundo (que para eso no
hay dinero). Lo hacen para satisfacer el hambre insaciable del poder
financiero, su avaricia sin límites. Quieren “sanear la banca” sin que después
revierta nada en créditos ni en ayudas a la población. Es ”quitarles el dinero
a los pobres para dárselo a los ricos”. Dicen que quieren crear empleo,
facilitando más los despidos. Siguen recortando derechos sociales y laborales,
que tanto ha costado conseguirlos, como pretenden ahora con la reforma laboral.
En este fraude que
llaman crisis, el dominio cultural del capital es casi total, como lo es en lo
económico. A los trabajadores y a las clases populares, muy debilitadas, solo nos queda resistir y protestar, seguir
luchando. Y también, crear espacios de solidaridad que expresen otro modo –no
egoísta- de hacer la historia como lo ha hecho siempre el movimiento obrero. Y
entre todos ir creando, aunque todavía muy subterráneo, porque después se vota
mayoritariamente al PP, una corriente ciudadana que exige dignidad y respeto a
los derechos humanos como lo representa el 15 M o las últimas movilizaciones sindicales
contra los recortes.
Porque sabemos que
otro mundo es posible, que no puede continuar este desorden establecido, esta
mentira de sistema, Aunque ahora resulte
difícil y sin ser ingenuos porque esto va a durar demasiado, apostamos otro
mundo posible y necesario, más justo y más humano, como se abre camino todos
los años la primavera a pesar de los fríos de febrero. Nosotros creemos en la
vida y en un futuro mejor para todos y nos comprometemos junto con otros muchos a construirlo.
Pablo Neruda lo
dice de una manera muy hermosa: “podrán costar todas las flores, pero no podrán
detener la primavera”.
Hoy es 12 de
febrero. En nuestros campos ya están los
almendros en flor anunciando la primavera, diciéndonos que la fuerza de la
naturaleza, es más fuerte que la dictadura de los mercados. La belleza de la
primavera se abrirá paso en medio de tanta negrura que nos trae esta injusta
economía. Y que esta crisis no nos recorte
la esperanza y las ganas de luchar. Que nos corten la alegría (Benedetti).
Nosotros, la HOAC,
que somos un movimiento de trabajadores cristianos, creemos que la vida vence a
la muerte. Que la dignidad de las personas es más fuerte que la crisis, que la
primavera se abre paso aunque no sepamos cómo. No queremos perder la esperanza,
mañana sale de nuevo el sol. Tenemos un
Dios bueno, que es Padre y Madre que cuida de todos. Lo creemos y lo
proclamamos en Jesús de Nazaret que decía “Dichosos vosotros los pobres…”, “Ay
de vosotros los ricos…” (Lc 6,20) “Está claro: no podéis servir a Dios y al dinero”(Mt 6,24).
Esperanza en
tiempos difíciles. Ánimo compañeros.
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