Muchas son las sensaciones tras la
histórica jornada del 22 de marzo, cuando las distintas columnas de la Marcha
por la Dignidad invadieron pacíficamente la Castellana en Madrid.
La primera sensación es de satisfacción
por el trabajo realizado, sobre todo a nivel comarcal del Bajo Segura (o Vega
Baja como gusta decir por la comarca). Las distintas marchas entre poblaciones
distintas de la comarca, la recepción de esas poblaciones a los caminantes, el
concierto-miting organizado por los jóvenes en Guardamar para ir calentando el
ambiente, las reuniones de coordinación tanto a nivel de pueblos como de
comarca, la consciente falta de protagonismo de partidos y sindicatos (los que
se decidieron a colaborar, todo hay que decirlo) a favor del protagonismo de
organizaciones cívicas.
La segunda sensación es de orgullo
colectivo por la gente que desde el día 10 de marzo comenzó a caminar hacia
Madrid, por la gente de los pueblos de paso que los fueron acogiendo, y por la
gente que desde esos pueblos se fue incorporando a la marcha. Orgullo por la
acogida de varios ayuntamientos que pusieron a disposición de la marcha
instalaciones municipales (sabemos de algún que otro alcalde que dio la nota,
pero allá ellos….)
A nivel personal, satisfacción y orgullo
porque mi hijo Josep se incorporó a la marcha desde Tarancón hasta Madrid y
cada día nos transmitía sus impresiones y la emoción de recibimientos, de
manera especial en Rivas y en Vallecas. Satisfacción porque en Vallecas, el
mismo día 22 nos pudimos unir en la marcha hasta Atocha 68 personas que
acudimos desde Guardamar (entre ellas mi otro hijo, Pau, y yo).
Una inmensa satisfacción al ver desde
Atocha la gran columna humana (¡luego diréis que somos cinco o seis….!), que de
forma pacífica, festiva y civilizada manifestó su indignación por el estado de
cosas que, bajo la excusa de salir de la crisis, estamos padeciendo a base de
recortes en educación, en sanidad, en ayudas a la dependencia, en pensiones y
otras cosas. Inmigrantes, mineros, afectados de Coca-cola y otras grandes
empresas, colectivos de toda clase, reclamado a una que paguen los culpables de
la crisis y no los que la están sufriendo.
Lástima que alguien con poder no pudiera
digerir esta masiva manifestación de indignados pacíficos, y decidiera que
aquello había que reventarlo. Lástima que quien desde días antes venía
caldeando el ambiente contra la gente que había de llegar a Madrid no pudiera
soportar que los telediarios de las 21 horas tuvieran como noticia principal
que la marcha había sido un éxito y además sin incidentes.
No quiero juzgar la actuación de las
fuerzas de orden público. Supongo que entre sus miembros habrá de los que les
guste repartir leña y de los que no les gusta nada cargar contra gente pacífica……..,
pero sí quiero afirmar que las fuerzas de orden público no actuaron porque se
estaban provocando disturbios, sino que los disturbios se produjeron como
consecuencia de la actuación policial.
¿Por qué esa actuación innecesaria,
desproporcionada e irracional? Pues porque desde el gobierno interesaba que
pasara así. Pasara lo que pasara entre los manifestantes, estaba escrito que la
cosa había de acabar mal. Si alguna gente provocaba, la policía habría de
intervenir, y si la gente no provocaba (como así ocurrió), las fuerzas del
orden provocarían el caos. Todo antes de que una expresión libre, pacífica,
reivindicativa y civilizada fuera la noticia del día.
A pesar de esa desafortunada y
provocativa reacción policial, vuelvo a insistir en que a instancias
superiores, la Marcha de la Dignidad, ha sido un éxito, y con toda seguridad
marcarán un antes y un después en la política de este país.
¡Enhorabuena y mi gratitud a quienes la
han hecho posible!
Pep Carmona, HOAC Guardamar del Segura
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