"La
función civil es tan eminente e insigne que reviste un carácter casi 'sacro';
por tanto, exige ser ejercida con gran dignidad y con un vivo sentido de la
responsabilidad". Así lo afirmó hoy el Santo Padre durante la audiencia a
los prefectos (gobernadores civiles) italianos, acompañados del ministro del
Interior, Roberto Maroni, con motivo del CL aniversario de la unidad de Italia.
En su
discurso, el Papa subrayó que en todo el país "se pueden observar las
huellas que la fe cristiana ha impreso en el pueblo italiano, dando vida a
nobles y arraigadas tradiciones religiosas y culturales, y a un patrimonio
artístico único en el mundo". También hoy la Iglesia católica es "una
presencia significativa, caracterizada por la proximidad a la gente, para
captar sus necesidades profundas en la lógica de la disponibilidad al
servicio".
"Consciente de que 'todos dependemos de todos', como escribía el beato
Juan Pablo II, la Iglesia desea construir, junto a los demás sujetos
institucionales y a las diversas realidades territoriales, una sólida
plataforma de virtudes morales sobre las que edificar una convivencia a medida
del hombre. En esta misión, la Iglesia sabe que puede contar con la colaboración
activa y cordial de los prefectos, que llevan a cabo una función de cohesión
social y de garantía de los derechos civiles".
Benedicto XVI recordó la doctrina social de la Iglesia respecto al trabajo en
la administración pública, que ha de entenderse "no como algo impersonal o
burocrático, sino como una ayuda atenta a los ciudadanos, ejercitada con
espíritu de servicio". En la actualidad, la labor de los prefectos es más
compleja y difícil debido a la incertidumbre económica y social; por ello, el Papa
les exhortó a no desanimarse ante las dificultades, y a estar siempre
preparados para afrontar las cuestiones que les han sido confiadas "con
gran sentido del deber y con prudencia, sin faltar nunca a la verdad y al valor
en la defensa de los bienes supremos. (...) Como altos representantes del
Estado, en el ejercicio de vuestra responsabilidad estáis llamados a unir
autoridad y profesionalidad, sobre todo en los momentos de tensión y de
contrastes".
Finalmente, el Pontífice invitó a los prefectos a seguir el ejemplo de su
patrón, San Ambrosio, para que su trabajo "pueda estar cada día al
servicio de la justicia, de la paz, de la libertad y del bien común. Dios no
dejará de secundar vuestros esfuerzos, enriqueciéndolos con frutos abundantes
para una difusión cada vez más amplia de la civilización del amor".
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