"Ignorar a los pobres es despreciar a Dios" Francisco

viernes, 6 de enero de 2012

ANTE LA SITUACIÓN EN LA QUE NOS ENCONTRAMOS: ¡HAY QUE MOJARSE!

Pepe Lozano, consiliario diocesano de la HOAC
Bautismo del Señor
- Domingo, 8 de enero -

Hoy celebramos el Bautismo de Jesús en rio Jordán. El día en el que se oyó la voz del Padre que decía: “este es mi Hijo amado, mi preferido”. Y después de su Bautismo, movido por el Espíritu, Jesús se retiró al desierto para prepararse a su vida pública.

Cuando Jesús se bautizó, en la fila de los pecadores, se sumergió en las aguas del río Jordán. Se sepultó en las aguas. Esto significaba que se comprometía a morir por nosotros. Y el salir de las aguas, significaba su resurrección. Su Bautismo es el anuncio de su pasión, muerte y resurrección. Lo que realizó en el Jordán no era un rito simplemente, sino un compromiso. Era el compromiso de toda su vida. En ese acto asumió toda la misión que el Padre le encargaba, se entregaba sin reservas a cumplir la voluntad del Padre. Jesús, en su Bautismo, inauguró nuestro Bautismo, anunció y dio valor a lo que nosotros recibiríamos después de su muerte y resurrección. Por eso hoy, también es el día de nuestro Bautismo.


Cuando nosotros nos bautizamos, ocurre lo mismo que en el Bautismo de Jesús. Recibimos agua sobre nuestra cabeza. Quiere decir que todo nuestro cuerpo, nuestra persona, queda debajo del agua. Nos sepultamos con Cristo en su muerte, para participar con él de su resurrección. Dios nos da su Espíritu y nos declara hijos suyos como declaró a Jesús. Dios nos hace sus hijos, nos da su vida y se compromete a estar con nosotros y a acompañarnos en todos los momentos de nuestra vida.   

Nuestro Bautismo, como el de Jesús, no es sólo un rito, no es una fiestecita familiar, no es un acto social. Es el compromiso de toda nuestra vida. Cuando nos bautizamos nos consagramos a Dios, le entregamos toda nuestra vida, como él nos entrega la suya. Es, algo así, como un matrimonio, en el que una persona entrega la vida a la otra. Bautizarse es casarse con Dios, es una alianza de amor con Dios.

Parece que, la mayoría de los padres que bautizan a sus hijos, no se dan cuenta de lo que es y lo que significa el Bautismo. Y tampoco se comprometen a educar (con su ejemplo) a sus hijos para que conozcan a Jesucristo, se entusiasmen por él, y sean cristianos de verdad. Parece que el problema está en que hay muchos bautizados y pocos cristianos. Se bautiza un niño, y no se le enseña a ser cristiano.

Poco a poco, hemos de poner todos los medios para que los padres que bautizan a un hijo, en primer lugar ellos sean cristianos convencidos, practicantes y comprometidos; y se comprometan de verdad a educarlo como cristiano. Y los padres que no vivan como cristianos, y no estén dispuestos a educar como cristianos a sus hijos, que no los bauticen. Y los abuelos que no obliguen a los padres a que bauticen a sus nietos; porque, a veces, los padres bautizan a los hijos, porque se sienten obligados por los abuelos, no porque estén convencidos de lo que es el Bautismo.

Pidamos al Señor que nos ayude a comprender bien nuestro Bautismo, y vivir el compromiso que significa el estar bautizados. Que se nos note que estamos bautizados, no por llevar una cruz,  o por estar en una cofradía, o por ir algún día a Misa; sino por pasar por el mundo haciendo el bien como hizo Jesús.

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