Tras la presentación, se
compartieron los testimonios de cuatro mujeres trabajadoras, que dieron paso a
un enriquecedor diálogo, en el que salieron la luz las condiciones de
precariedad laboral en las que está desarrollándose hoy el trabajo en Elche, la
lacra de la economía sumergida, y la brecha social que está agudizándose entre
las dos clases de trabajadores: los que tienen derechos y los que no (jornadas
e ingresos que a duras penas alcanzan para vivir dignamente las personas y sus
familias).
Datos dignos a tener en cuenta,
que aparecieron en el diálogo fueron que de 140.000 trabajadores en la
provincia, el 70%, están en la economía sumergida. El trabajo no saca de la
pobreza. El barrio de Carrús, tal como señala un reciente informe, con la mitad
de su población activa en paro, es el barrio más vulnerable, entre otras
razones, por liderar la tasa de paro, con la mitad de su población activa
desempleada. Así mismo existe una gran precariedad en el mundo rural y en el
sector de la hostelería.
En el análisis posterior de las
causas y las consecuencias de la situación que estamos padeciendo tantos
trabajadores y trabajadoras, se confirma que el crecimiento económico no es
igual a empleo, sino que en estos momentos, el crecimiento económico equivale,
en una amplio sector de trabajadores, a mayores condiciones precarias, a
pérdida de derechos, por lo tanto, estamos dirigiéndonos hacia, una sociedad
claramente dualizada, entre los trabajadores que tienen derechos generados por
el empleo, y los que no.
Mucha preocupación causa también
el tema del Tratado del Libre Comercio que está a punto de
firmarse y que va a tener también consecuencias desastrosas sobre la
vida de miles de trabajadores en Europa.
Dicha realidad fue iluminada con
reflexiones de la Doctrina Social de la Iglesia y del papa Francisco, que
afirma que donde no hay trabajo falta la dignidad, y que este sistema y esta
economía matan.
Para finalizar el taller
concluimos que el trabajo debe posibilitar la vida familiar y social; así como
la urgente necesidad de una nueva cultura de la solidaridad. Es igualmente necesaria
otra manera de organizar el trabajo, la política y de humanizar la economía.
Promover una renta que garantice unos ingresos mínimos a la ciudadanía, y
desligar los derechos sociales del empleo; promover una cultura del trabajo
decente; así como empresas con finalidades sociales y renovar y fortalecer una
nueva cultura sindical que tenga en cuenta a trabajadores precarios y
desempleados.
Como alternativas de continuidad
a este encuentro, la Asociación de Vecinos y la HOAC se proponen avances, tales
como construir una red social entre las entidades y tejido asociativo del
barrio de Carrús y seguir profundizando en estos temas, emplazándonos a
celebrar el próximo de 7 de Octubre, el día del Trabajo Decente con nuevos
encuentros de diálogo, reflexión y denuncia.
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