(Adolfo, HOAC Elda) Estaba sentado tomando café en
una de tantas cafeterías de nuestra ciudad, cuando no pude evitar oír la
conversación que mantenían en la mesa del al lado. “Mi hijo lleva más de un año
en paro y no encuentra nada, nosotros le ayudamos lo que podemos, comen en
casa, pero con la pensión que tenemos no podemos hacer nada más”.
Ese mismo día, oigo por la radio
unas declaraciones de la Ministra de Trabajo en las que afirma que la salida de
jóvenes de nuestro país se debe a una “movilidad exterior”.
Por la tarde, en la reunión de
la HOAC, una compañera nos da a conocer la situación de unos amigos que se
encuentran al borde del desahucio por no poder pagar los altos intereses que ha
generado el impago de su hipoteca.
Y ya por la noche, mi mujer me
cuenta que una amiga lleva cuatro meses sin cobrar su salario y que, además,
ahora tiene que abonar la medicación de su hija que le supone más de 700 €
mensuales.
Uno se va a la cama aturdido por
este marathón de malas noticias, reales y acontecidas en nuestra ciudad y
durante el mismo día.
No consigo conciliar el sueño
pensado en las desgarradoras historias que están sufriendo tantas personas
conocidas, cercanas a nosotros, quizás familiares nuestros, o tal vez estas o
similares situaciones estén recayendo sobre quien está leyendo esta carta.
Me conmueve porque conozco
personalmente a alguna de estas personas y cuando se habla de datos, cifras y
encuestas, encajo sus nombres, sus rostros y las angustias de sus familias en
las cifras frías del paro o la pobreza.
Ahora los 5.965.000 parados,
según la EPA, no son anónimos para nosotros, conocemos aquí en Elda a muchos de
ellos.
De los 500 desahucios diarios
producidos durante el 2012 , sabemos de alguna persona de Elda o Petrer que ha
perdido su vivienda.
Y de los 13 millones de personas
que viven bajo el umbral de la pobreza en nuestro país, conozco a quienes
tenían un salario que duplicaba el que actualmente tengo, y hoy son usuarios de
Cáritas y Cruz Roja.
Lo que nos ocurre no es una
desgracia o problema personal, sino un problema social y su resolución es
política.
Sí, hace falta que construyamos
otra política y otra forma de hacer política, que ponga en el centro de su
acción a la persona, que se ocupe y se preocupe para que no se den estas fatalidades,
y que esté al servicio de los más vulnerables.
El servilismo y la subordinación
de la política a los intereses de la economía y los mercados tienen unas
consecuencias perversas para las personas, algunas de ellas ya las he descrito
aquí.
Mientras tanto las ganancias de
la banca han crecido un 20,21% en 2012.
Las ayudas públicas a la banca
en España asciende ya a 53.000 millones de euros.
Se estima que las personas más
ricas del mundo tienen 21 billones de dólares en paraísos fiscales.
Y es ahí donde la política está
poniendo su corazón, no en el dolor de la gente; es la política la que sostiene
y mantiene unas estructuras que, como venía a decir Juan Pablo II, se escapan a
la voluntad de las personas y funcionan sin control, son estructuras de pecado,
porque impiden la justa distribución de los bienes de este mundo (la cita no es
literal, pero no desvirtúa ni una coma su contenido).
Ya sé que parece que estas cosas
no dependen de nosotros, pero algo hay que hacer, así no podemos seguir, al
menos acerquémonos a las personas que están sufriendo estas calamidades,
participemos con otras personas para denunciar estos hechos, instemos a las
organizaciones políticas a trabajar por las personas y en especial por los más
desfavorecidos.
Al menos que nuestros hij@s y
los hij@s de nuestros hij@s no nos puedan decir que no hicimos nada.
Adolfo de Haro
HOAC, Centro de Elda
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