Durante este curso hemos profundizado en un análisis de la realidad
social y eclesial actual y ahora, en estos días de asamblea, dialogaremos y
decidiremos cuáles serán nuestros retos y objetivos para los próximos seis
años.
Los hombres y mujeres de la HOAC queremos avanzar en solidaridad y
compromiso con el mundo obrero, y sobretodo con las víctimas de un trabajo cada
vez más precario e inseguro, unos sueldos de miseria y una pobreza que se
intenta disfrazar con datos estadísticos. Éstas son las periferias del mundo
obrero a las que nos sentimos enviados y enviadas y con las que el Papa
Francisco nos invita a comprometernos.Lo
hacemos para construir junto con otros una “nueva sociedad” donde las personas
sean el centro de la vida social, el trabajo sea decente y la sociedad sea una verdadera comunidad
digna y solidaria para todos. Somos conscientes de que el verdadero
protagonismo lo tienen los trabajadores, sobre todo los que viven
en situación más precaria, y ellos son los que marcan el sentido de nuestra
acción.
En los últimos años, estamos viendo
como el capitalismo y los poderes
económicos a su servicio dominan la vida social, se ha instrumentalizado el
trabajo humano, se ha deformado la política, se ha debilitado la lucha por la
justicia y se ha empobrecido a la mayoría de la población. La injusticia, la pobreza y la desigualdad
han ido creciendo y se manifiesta en la
pérdida de derechos sociales y laborales.
En estas situaciones y con estas personas está nuestra misión y con ellas queremos desarrollar nuestro
compromiso, abiertos siempre a sus
sufrimientos que nos interpelan y nos exigen un cambio radical, tanto a nivel
social como personal. Una vez más volvemos los ojos a nuestro origen cristiano
y obrero de donde viene nuestra identidad para ser coherentes con un una
Iglesia pobre y de los pobres.
Vivimos este proceso de asamblea con la seguridad que nos da saber que
en este camino no estamos solos. Por suerte son muchas personas, creyentes y no
creyentes, las que están empeñadas en
luchar por la humanización de la
realidad social, y con las que día a día, compartimos nuestro compromiso.
Por nuestra parte, desde la sencillez, la humildad y el respeto seguiremos
compartiendo, viviendo, ofreciendo la Buena Noticia del Evangelio de
Jesús a los hombres y mujeres de nuestro
tiempo.
Este es nuestro empeño y nuestra
utopía.
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